Entrevista a José Manuel Gómez (crítico musical)

Leemos en Periodista Digital esta entrevista a José Manuel Gómez, perro viejo del periodismo musical: "Ejerce la crítica musical desde comienzos de los años ochenta cuando escribía para Informaciones y Cinco Días. Desde 1983 es el crítico musical de la revista Tiempo. Colabora en la revista Efeeme y La Luna de Metropoli (El Mundo). Es además autor de biografías musicales de "Talking Heads" y "Gabinete Caligari".

¿Cuál es el papel de la crítica especializada en la prensa?

Los periódicos mantienen una serie de críticos de música clásica , rock, flamenco, jazz... y cuentan con un seguimiento más o menos exhaustivo de lo que va ocurriendo. En la música existe una realidad mucho más diversa de la que reflejan los periódicos.

¿A qué se debe esta poca cobertura teniendo en cuenta que la música es bastante comercial?

La gran noticia permanente a nivel mundial es el fenómeno de la piratería y las descargas a través de internet. Al consumo ilegal de música y cine. Ese es el gran acontecimiento y está ligado a todos los avances tecnológicos.

¿La música de ahora es cultura?

La música es cultura, de eso no hay ninguna duda. Lo que vemos son productos musicales que están regidos por el marketing. Por eso los consumidores más jóvenes son los que han perdido la noción del disco como un bien cultural. ¿Quién guarda el disco de la Spice Girls como si fuera un Picasso?

A los periodistas deportivos se les atribuye el poder de marcar los titulares de un partido. ¿Qué pasa con los periodista de la cultura?

Están preparando el Libro Blanco de la Música y la cuestión que más les preocupa es por qué los periodistas no somos sensibles al fenómeno de la piratería. Eso es falso, lo que pasa es que este hecho está ligado a los vicios de la industria discográfica que ha robado a los consumidores y a los artistas desde la aparición del CD.

Esa respuesta no aclara el tema del poder de los periodistas culturales...

En Nueva York un crítico teatral podía hundir una obra de Broadway en la noche el estreno. Ahora eso no creo que sea así. En España los periodistas musicales podemos lanzar a un artista, darle prestigio pero difícilmente podemos hundir una carrera.

Da la sensación de que la mayoría de la prensa cubre los acontecimiento culturales por los compromisos comerciales.

La realidad es aún más dramática. Las páginas de los periódicos no reflejan la diversidad y la riqueza cultural que se produce en los escenarios, sino que además su política es justo la contraria.

¿Es por decisión propia, sin condicionantes?

Lo que les interesa dar son los fenómenos que arrastran a grandes cantidades de gente. Además, si un periódico que tiene intereses en el cine, en la televisión y en la música, apoya a sus artistas en esos sectores ¿no deja de ser independiente?

¿El grupo Prisa, por ejemplo?

Usted lo ha dicho.

Se mueven grandes cantidades de dinero.

Si, aunque es evidente que eso lo alimentan las multinacionales. Veamos cifras: por ejemplo, la inversión publicitaria del cine de cualquier lanzamiento de Hollywood es casi el 50% de los gastos de producción. En la música esta inversión en prensa es prácticamente cero.

¿No hay vínculo entre la cultura con los compromisos comerciales de los medios?

Hay un vínculo entre la publicidad de Harry Potter y los reportajes que se publican. Habría que saber si además se escribe una crítica independiente sobre la película, aunque se haya invitado al cine a toda la redacción.

¿Entonces es una responsabilidad de los medios?

Es una patética claudicación de los medios por vicios adquiridos. A cualquier compañía le encanta que hables bien de sus discos, pero se cabrean cuando haces una crítica negativa, lo cual no es justo.

¿Esto quiere decir que la prensa trata a sus periodistas culturales como marionetas de lo que se está marcando comercialmente y no hay una voz propia?

No diría tanto porque no se puede generalizar. Pero el comportamiento es de seguidísmo. Hoy en Rusia, Camerún o en Nueva York puede escuchar la misma mierda por la radio, en cualquier sitio. Es basura globalizada.

¿En esa realidad cual es el papel de los medios?

Hay que valorar esos despojos musicales que nos están metiendo. La prensa es la única que puede cumplir esa labor porque la radio y la televisión funcionan como meros altavoces. La prensa escrita es la que mejor puede defender el rigor.

¿Por qué no se hace?

Es más cómodo asistir a una sesión de ópera del siglo 18 o 19, que ya sabemos que eso es cultura. Y por otro lado, para los medios también es más cómodo hacer una investigación sobre la corrupción política, que mantener una posición independiente y clara respecto a los fenómenos culturales de masas.

¿Y la responsabilidad de los periodistas?

Eso es añadido. Hay un sector con el síndrome de Estocolmo.

¿A qué se refiere?

Pues, que parece un secuestro de neuronas. Si se envía a un chaval que sólo ha escuchado a Operación Triunfo a criticar uno de sus conciertos, pues lógicamente tendremos un resultado. Si se manda a alguien con experiencia, los directores se enfrentarán al dilema de una critica negativa de un concierto de máxima audiencia. Aunque este año los de Operación Triunfo están junto a los coches de choque, el año que viene no estarán.

¿Estamos viviendo una decadencia cultural?

No.

Pero según sus palabras vemos responsabilidades de los medios, periodistas y del público.

Tenemos más información que nunca, se consume más música que nunca. Lo que pasa es que lo más comercial es lo que tiene más focos. Al ir solamente a los números "uno" el panorama que se dibuja deja mucho que desear. La realidad es más rica.

¿Hay una dicotomía?

Claro, si hay cinco mil personas que descubren nuevos talentos y en cambio una mega estrella global como Eminem sale en todos los medios, es lógico que este último ocupe todas las portadas, lo cual no significa que no haya raperos en Senegal mucho más interesantes.

¿Y la responsabilidad de los medios públicos en los acontecimientos culturales?

En los últimos años Televisión Española ha funcionado como una cadena privada al poner recursos públicos en función de unos aspirantes a artistas que finalmente han generado unos beneficios para la empresa privada.

Pero esto no tiene que ver con los periodistas.

A mi me consta que hay buenos periodistas en Televisión Española y que hacen buenos reportajes. Pero de ellos sólo sacan quince segundos en los telediarios.

¿Cree que ahora habrá cambios?

No, no lo creo. Es que también por propia esencia la cultura no suele ser líder de audiencia. En Francia hubo un programa sobre libros que competía con el fútbol. Aquí eso no lo logra ni el Marques de Sade.

¿Usted dice que cuando un fenómeno se torna masivo deja de ser cultura?

Pasa a tener un componente comercial más que cultural.

¿Qué adjetivo le pondría a la relación prensa-cultura?

Es una relación paradójica, de amor y odio.

¿Y de los periodistas con la cultura?

Depende de la cultura de los periodistas y también depende de la cultura de los jefes.

Y ¿cómo es el nivel de los periodistas que cubren cultura?

La mayoría de los becarios, que son sobrinas o sobrinos de los directores de los medios, los mandan a cultura. Este es un hecho cierto.

Enviado por agradecido el 28.06.04