Dijeron que había llegado el futuro y no quedó más remedio que creerlo. Que venía de ganarle a Wendy al ajedrez. Lo que no dijeron es que entraría sin llamar derribando la puerta para encontrarnos así, inmóviles y desnudos. Ahora se muere de ganas de poner tu nombre en otros buzones, de amarillear l...

Siempre somos los buenos de nuestra película. Los que lucharon cada balón. Aquellos antihéroes que fuman en la ventana, con la mirada perdida, mientras las notas de piano bailan con el humo. Las víctimas del naufragio. Ella es quien abandona el barco, la que ya sólo guarda diciembres en la boca. Ell...

No podemos callarnos. Porque fuimos lágrimas de Sherezade en Bagdad. Porque somos el vientre de cada mujer, la sangre en cada concertina, el puño apretado en cada desahucio. No podemos callarnos, porque somos todas las religiones y somos ninguna, la vergüenza oculta en cada sobre, un ejercito de pul...

Aquel portazo vistió nuestras playas de cormoranes muertos en la orilla, los focos de los faros ya no brillan y hay barcos que por no nombrarte, encallan. Me escondo en el fragor de la batalla, pasemos los rencores por la quilla, habrá que dar la vuelta a la tortilla, cambiar rutinas por cuerpos que...

Voy a empezar por los bises. Por si se te acaban las ganas de comenzar la función. Por el vacío que puedas dejar. (Como el que debe sentir la alevosía cuando no va acompañada de la premeditación). Porque no hay dos personas que hagan bailar tu sístole y diástole al mismo compás, pero todas dejan la ...

Dejadme no contaros su historia. La historia de cómo despejó mis espejos de despojos sin trabarse la lengua. De aquellas Converse del 37 que flotaban por mis escaleras desnudando las dos últimas sílabas de todos los peldaños. De las seis paradas de metro que me llevaban a su barrio y de todas las cu...

Será que no encuentro la puta frase que te meta en mi cama. O este intento de provocar con palabras incendios que se podrían apagar con el soplido del niño más frágil el día después de su cumpleaños. Será porque cualquiera puede bailar con un bolígrafo sin pisarle los pies pero no todos saben cambia...

No sé si plantaremos algún libro pero ya hemos escrito en los árboles veintiocho formas de despeinarnos sin tener que pedir perdón. Estoy fumando por encima de mis posibilidades para que mi boca sepa a la tuya, y por eso empiezo a entender aquello de que fumar mata. Sabemos, sin querer saber, del pr...