Jaque Mate

Poesía y relatos.
David_pek21
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Jaque Mate

Mensajepor David_pek21 » Vie Dic 09, 2005 12:02 pm

Corro exprimiendo mis piernas al máximo. Sorteo cuantas figuras humanas se cruzan en el cauce de mi carrera. La máquina está dispuesta. La megafonía me apremia a seguir corriendo. Sólo un poco más, la vista nublada, la cara ardiendo. No soy el único que llega tarde. Como yo, tres estudiantes realizan un esfuerzo heroico por llegar a la máquina. Los adelanto sin dificultad, pues van excesivamente cargados para lo su ocupación compromete.

El silbido del tren me alerta. Está ya a punto.? Mierda. De no conseguirlo, no podré escapar de todo esto. No aguanto más esta rutina, punto de encuentro del hastío de cada día. Quisiera simplemente huir, huir lejos. No tengo a quien dar explicaciones.

Al límite, alcanzo las puertas del tren; las puertas hacía mi futuro incierto, pero que advierto irremediablemente más interesante.
Con el tiempo justo, bajo el dominio de mis espaldas, las puertas se cierran. El billete a la esperanza está sellado, pero sin garantías. Me acerco a la ventana y diviso a los estudiantes cargados, y defraudados de no haber podido alcanzar al tren que ya avanza, que se marcha, conduciéndome lenta pero inrremediablemente hacia mi nueva meta

Dirijo mi cuerpo exhausto hacia unos asientos vacíos, al tiempo que observo a los ocupantes de mi vagón. El cuadro lo componen una chica joven leyendo un libro. Ensimismada, ni me mira. Dos asientos por delante, una señora de edad avanzada con el que parece ser su nieto. No cesa en su


empeño de conseguir que la criatura se comporte; no obstante, su esfuerzo no se ve recompensado con éxito. Al fondo, distraída con el paisaje, una pareja en la que no aprecio síntomas de conversación. La mirada cansada de ella refleja la necesidad de algo nuevo, las ansias por un cambio. Pareciera que sus ojos mendigasen por la oportunidad de escapar. Podría invitarla a escapar conmigo. Él sin embargo tiene la mirada perdida, sin ilusión, abatida. Llevan escrita en la cara la palabra divorcio sin remedio.

Me siento en una de las plazas libres cercana a la pareja, al otro lado del pasillo. Sudo sin remedio a causa del esfuerzo realizado para alcanzar mi tren salvador. Es cierto que hay más trenes, pero de no haberme subido a este no hubiera actuado por impulso. Lo habría meditado todo. Hacia dónde escapar, donde dormir, etc. Ni siquiera sé dónde está el final del viaje. Sólo sé que este tren llegará a Barcelona y faltan en torno a diecisiete horas para eso. Por lo que me convendría relajarme.

Una vez el revisor me ha cancelado el tíquet, desabrocho mis botas y estiro mis fatigadas piernas en el asiento de enfrente. Poco a poco, y gracias, tanto a la aburrida película con la que nos estaba obsequiando RENFE como a mi desajuste horario, caigo rendido apaciblemente en los brazos de un apacible sueño que durará alrededor de una hora.

Cuando despierto, el vagón, a modo de tablero de ajedrez desglosado, ha comenzado su singular partida, cambiando estratégicamente las posiciones de sus figuras. La pareja de alfiles, disidentes del amor que pudor haber reinado en la relación, se encontraba separada ya por una fila de asientos. Ambos durmiendo; huyendo del tormento. La abuela, en su papel de torre, siempre vigía, y el niño, cual caballo desbocado dispuesto a los más inesperados movimientos, llegaron a un trato. Ella atenta a la película. Él atento a su trofeo: una bolsa de chucherías que tocó a su fin en un abrir y cerrar de ojos.

Dicen que la jugada maestra en el ajedrez la suele hacer la reina, con absoluta libertad de movimientos. Abro un ojo al mundo, sin saber en el momento en qué preciso lugar me encontraba, como tantas otras veces me había ocurrido ya. Abro el otro, mientras se va acentuando mi consciencia de la situación. La reina se ha movido, con su jugada maestra. En el asiento situado frente a mi se encuentra la figura clave en forma de joven veinteañera, con un libro, ahora cerrado, en la mano.
Observo la serenidad en sus ojos, que ahora sí, fijan en mi su mirar. Observo lo enigmático de su sonrisa. Mis pulsaciones se enredan con el eco de esas palabras cuya fuerza no ha menguado desde ese momento ni un solo instante . La jugada maestra apunta a victoria:

-Me llamo Sabela.

Los centinelas de mi corazón, demasiado tarde, e incumpliendo su función dan la voz de alarma:

¡JAQUE MATE!













Si podéis brindarme vuestra opinión por muy cruel que pueda ser :lol:
Cronos
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Mensajepor Cronos » Vie Dic 09, 2005 2:31 pm

Seré cruel: Me gusta :)
Vicky-tripi
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Mensajepor Vicky-tripi » Vie Dic 09, 2005 5:00 pm

yo sere aun mas cruel que Cronos

- Me ha gustado , me ha recordado un sueño.

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