Verde destierro bajo noche de luna llena

[Margen del pensamiento]

Me sumió en eterno letargo
y desperté en un prado
donde pastaban cadavéricos los sueños,
donde las caricias abortaban de mis manos
y el color ocre del ocaso
incendiaba la ilusión en sus pupilas.

Me perdí tras la humareda
que dejaron a su paso
ejércitos de despiadados calendarios.
Me perdí mientras me parasitaba
y musitaba en mi oído desconsuelo,
me hizo esclavo
que firmaba las páginas de unos días
que eran condena en silencio.
Era sencillo,
yo te prendía fuego,
tú me aspirabas,
yo me consumía.
Me apagaba en las mismas cenizas
donde habitaban los rescoldos
de las cosas que no supimos hacernos,
me acercaba a lo trivial
hasta reducirme a la tinta de aquello
que dícese ser mi identidad.

Pero ahora que he desterrado su crepitar
pienso volar alto,
y en una fría mañana de enero
esparciré esas cenizas
hasta que enluten las juntas del tiempo
en que no supimos sabernos,
hasta que llegue el momento
en que nuestros cuerpos
sean los puntos más brillantes
del astrolabio que de forma a nuestros sueños.
Hoy, mis despertares nacen libres y en silencio
tras el rugir de unas argollas
que han aprendido a vivir en un cajón olvidado.
Hoy, las vigilias vienen servidas
en una fuente de nubes
donde hacerte el amor.

Se acabó el blanco y negro,
vuelvo a ser ese fotón pendenciero
que desvirga a las mañanas de invierno
y desviste a las noches
con las manos del deseo.
Volveré a esculpir en los contornos de su cuerpo
como rayo de sol que se cuela al amanecer
para descubrir la Alhambra,
como arpegio que brota de un suspiro de silencio
para acallar con un sincero beso
cualquiera de nuestros intrépidos anhelos.

Volveré para sernos respuesta,
para verle de nuevo devorarme con esa mirada
que solo tiene aquel que se entrega sin miedo.
Volveré para sernos placebo y almohada,
juguete y espada,
seguro de vida en sonrisas.
Volveré para abrir cerrojos y cerrar calendarios,
para que quede desterrada
y enmohezca la tristeza,
para que hagamos nuestro el mundo
y nos lo pongamos por montera,
para perdernos entre el tumulto
cuando sintamos el toque de queda,
para que en este decadente planeta
solo encontremos belleza,
para dejarle claro al tiempo
que por mucho que nos aceche
le hemos ganado la guerra.

Volveremos para susurrarnos al oído
palabras de arroyo en deshielo,
para brotarnos por cada recodo
con manos de enredadera
y pies de briznas de viento,
volveremos para estañar nuestras miradas
bajo la cálida luz de una farola
y ser ámbar que late en la acera
a los ojos del viandante.

Ahora que se agolpan las respuestas en mis manos
y que no temo la mirada del espejo,
quisiera que en mí confiases
y guardases tus bondades en mi pecho,
que al verme desnudo y de brazos abiertos
no habrás querido tanto jamás un cielo
como el que por los genes me viste
y que es calzo de sueños.

[al-ándalus]

Es impresionante.

Todo un lujo leerte.

[Margen del pensamiento]

Al·landalus, de nuevo me alegro de que decidieras invertir un tiempo en leer estas palabras. Espero que las disfrutaras y pudieras llegar a hacerlas tuyas. Un abrazo y feliz 2012.