que gira y gira para que no la alcance
y cuando la alcanzo me evita
y marca el norte.
El hierro se dulcifica en mis dedos
quemados cuando rozo sus labios,
guiño del sol que la besó con sus rayos.
Y la veleta se oxida
con sus propias lágrimas amargas,
y yo me cngelo -o me esfuerzo-
pues las quemaduras matan.
>> Creo que es de lo más metafórico que he escrito nunca... y abierto a muchas interpretaciones. Creo que mucha gente se podrá identificar ahí
