Yo sólo quiero huir de aquí, quiero dormir en tu matriz. Y en todo este tiempo no he aprendido nada excepto a vivir en sueños y hacer lo que me da la gana, excepto a surcar mis infiernos a través de la madrugada y a pasar todo el día deshaciendo la cama. Viví la vida como si fuera un sueño y se acabó convirtiendo en pesadilla y sólo puedo ver crecer las llamas con la mirada perdida.
La ley del mercado, la oferta y la demanda, todo se compra, todo está en venta, todos somos putas en oferta. Se compra la vida, se vende la muerte y gente es comida por otra gente. La ley de la jungla, la cadena trófica, la lucha más absurda se llama historia. La ley del talión, los diez mandamientos, la ley es de dios y la acatamos el resto. Y uno más uno son dos y una ecuación es el universo y al final morirá cada color y sólo regirá la ley del silencio.
Todos me dicen que me busque un trabajo pero a mi no me apetece, soy un perro del carajo y pienso seguir en mis trece. No tengo ningún futuro más que comida para peces, ahí acaba tanto orgullo, tanto seguir en mis trece. Ya sea en mi trece o en el fondo del mar, aquí la cuestión es no trabajar.
Siempre llueve en mi cabeza, todos los meses son mes de abril y el cielo llora contra las tejas en esta azotea el cielo siempre está gris. Siempre llueve entre mis orejas, hay una nube negra sobre mí, una nube de tormenta que gesta el rayo que me va a partir. Y no se van las nubes de mi cabeza, las nubes de mi cabeza siempre siguen ahí.
Dieciséis horas como dieciséis días, como dieciséis soles, dieciséis vidas. Dieciséis horas de trayecto a lo largo del infierno, Dieciséis horas cayendo, dieciséis horas muriendo. ¿Cuánto dura el momento en el que se detiene el tiempo? A veces un instante puede parecer eterno y hacer que la sangre se detenga en tu cerebro. Dieciséis horas a la deriva. Dieciséis horas tienen más segundos de los que te imaginas. Dieciséis horas enterrado vivo. Dieciséis horas de escalofrío.
Olvídate de las cenizas del ayer, olvídate de lo que es arder, olvídate de lo que jamás podrás ver, olvídate de una puta vez. olvida el pasado, mira el futuro porque en presente va a ser muy duro y olvida tu herida, olvida el humo, y olvida el polvo que polvo ya es uno. Olvida el olvido, olvida el rencor, olvida los motivos de tu dolor. Olvídate de que el mundo es tan cruel, olvídate de que no hay nada que hacer, olvídate porque para pensar hay que comer, olvídate de una puta vez.
Cada vez que veo el mundo me dan ganas de llorar, vaya a donde vaya, mire a donde mire, porque ya no hay donde mirar. Cada vez que veo el mundo, me derrumbo, un poco más. Soy las ruinas de un ser un humano, bajo esta piel hubo una vez una persona pero el tiempo no pasa en vano, tampoco las drogas y me doy cuenta ahora de que ya ha pasado demasiado. Porque no hay nada que hacer salvo no hacer nada y esperar otra vez la próxima calada, porque no se puede ser, atrévete, te cortarán las alas, el único placer duele más de lo que embriaga. Mens sana in corpore sano porque ya hay demasiados esclavos de sus propias heridas, demasiadas personas sepultadas en sus propias vidas.
Aún queda esperanza dentro de mí, aún queda mucho que sufrir, alguna razón tendrá mi corazón para latir aunque yo nunca lo entendí. Dicen que el corazón tiene razones que la razón no puede comprender y yo no sé por qué cojones me dejo la piel en un papel, se me va la vida en canciones, sensaciones a flor de piel, flores que nacen en contendores a la luz del amanecer.