La puerta ignota
Cómo cada día se levanto a las ocho y apago el despertador, ella aún dormía. Pensó qué hoy sería un día como cualquier otro. Se calzó sus zapatillas de cuadros marrones y negros, que ella le había regalado pensando en que le gustaban, y a él, que cómodamente se las ponía, era un hecho que le daba igual, seguiría poniéndoselas con buena cara, solo por hacerla pensar que así era. Después del esfuerzo de ir por las zapatillas, no la voy a decir que no me gustan del todo, pensó. Al ponerse de pie, sintió algo extraño, era como si algo le estuviera observando a su lado, que tonterías estoy imaginando en mi mente, será que últimamente no duermo muy bien y se dirigió al baño.
Hoy le tocaba salir fuera, tenía pensado pasar un día, a lo sumo dedicar dos días a realizar sus fotografías en el puerto de carretera. Muchas veces, mientras se duchaba, su mente volaba rápida, y recorría los lugares mentalmente, buscando puntos de vista diferentes dónde fotografiar. Fue en ese mismo instante, dónde sintió una punzada por dentro, algo intento decirle que no fuera, que lo dejara para otro día, pero no hizo caso de sus propios instintos.
Se vistió, desayuno rápidamente un café y cargo en su pequeña mochila su material, más unos pocos frutos secos y alguna magdalena para el camino. Ya comeré fuera si tengo más hambre, se dijo para si mismo.
Se montó en su Lan rober de color verde, coche que le acompañaba más que cualquier cosa o persona, siempre que le miraba pensaba en todos los buenos momentos que habían pasado juntos y de alguna que otra vez, que le había salvado el culo.
Tomó dirección norte, hacía ese puerto que tenía en mente, conecto su radio de coche y se dejó llevar por sus pensamientos de aquel sitio. Con un par de carretes creo que tendré suficiente, y seguro que con el día que hace hoy medio nublado, llueve y tendré la suerte de que pueda fotografiar un arco iris, que con la altura del puerto tiene que ser maravilloso.
Por el camino, volvió a sentir ese escalofrió por dentro. No pasaron ni dos segundos cuando le pareció ver una figura de mujer frente a él en la carretera. No parecía asustada de que se dirigiera hacía ella, todo lo contrario, era como si le esperara. Se asusto y freno, siendo pitado por el vehiculo que iba tras de el. Se echo al arcen, y cuando se sintió mejor, reanudo el viaje.
Llegó a su destino, y aparco el coche fuera de la carretera. Recorrió el lugar a pie, para ver perspectivas del lugar, estudiando lo que pretendía reflejar en sus fotos. El cielo se encontraba lleno de nubes que tenían la intención de dejar caer algo más que unas pequeñas gotas de agua. Comenzó a llover y se dispuso a realizar sus primeras fotos a los vehículos que pasaban, en ese momento eran camiones de dos y tres ejes, el cielo era de un gris oscuro y las fotos parecían salir solas de sus manos. Gasto un carrete, y fue al coche a dejarlo seguro. Una vez hubo cambiado el carrete, tomo unos pocos frutos secos y miro su reloj, se había pasado cuatro horas haciendo fotos sin darse cuenta. Le gustaba su trabajo, se sentía muy cómodo haciéndolo, y encima era bueno en él, que más podía pedir.
En ese momento, dejo de llover tan fuerte, y fue saliendo poco a poco el arco iris, que preciosidad, tal gama de colores frente a él, queriendo salir en sus fotos. Esta oportunidad no se presenta siempre, pensó. Se puso su gorro de lluvia que tenía en su coche, su cámara en mano y salio para tomar unas fotos. Las tomó desde todos los ángulos disponibles, y cuando iba a disponerse a marchar, se mostró ante él aquella imagen de la carretera. Se encontraba en medio justo de los carriles, ante él apareció una puerta por la que la mujer desapareció ante sus ojos.
Intrigado, se acerco hasta ese lugar, dónde le esperaba la puerta y después de fotografiarla para que al contarlo le creyeran, entro hacía su interior. El lugar era oscuro, no había luces que le guiaran su camino, y aún así, no sintió miedo al andar por esa oscuridad. La silueta de la mujer, caminó delante de él, se dirigió a otra puerta por la que salió, y él detrás de ella?
Los periódicos publicaron la desaparición de un fotógrafo, del que no se volvió a saber nada. Nadie volvió a verle. Se encontró su vehículo dónde lo dejó, y todos los objetos personales, permanecían dentro, nadie había robado su interior, con lo que le resulto más raro a la policía el caso. No habíendo pruebas, el caso se desestimó.
La Puerta
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