La conocí de forma natural ...
La conocí de forma natural ...
No imaginé que aquello iba a pasar. Fue un sábado de retirada, de esos sábados que sales porque es sábado. Habíamos salido a darlo todo la noche anterior y el cuerpo no drenaba aún siquiera el agua del grifo, pero a las 10 cuando estás derrotado en el sofá suena el teléfono y sabes que vas a salir. Una camiseta andrajosa pero limpia, los vaqueros de siempre y las primeras zapatillas que encuentras con los cordones ya atados, que solo haya que meter el pie sin agacharse uno.
Unas latas de cerveza en el piso franco de un colega recordando los momentos estelares de la noche anterior, apalanque en el sofá nuevamente y peligro serio de modorra, un petardo, dos, tres, humo pesado en el salón y al fin el aire fresco de salir nuevamente a la calle. Una garimbita en un bar de Iturribide y a casita, eh? caen un par de ellas y se van produciendo deserciones, al final quedamos los tres de siempre. Es la una y media, enfilamos camino al hogar.
Me cagontó. Qué mal puesto está ese bar. Siempre pasa lo mismo. Hoy los encaprichados en tomar el último wiski son los demás, a mí, ni fu ni fa. Para colmo las sillas están cogidas, me tengo que tomar la copa de pie. Mejor, así la terminaré primero. No te has dado cuenta pero has comenzado a cantar por lo bajo la canción. Josele se encarga de recordarte que es sábado, eres joven y aún te queda mucha noche para castigar el cuerpo. Sin poderlo controlar estás bailando, haciendo un poco bastante el gilipollas con tus amigos. Hace tiempo que sostienes un vaso vacío y por los altavoces han ido desfilando Leño, Barricada y Calamaro. Rascas el bolsillo y encuentras un arrugado billete de 20. Sabes lo que toca y no haces nada por resistirte. Con la seguridad de tu copa llena regresas con tus colegas, pero algo te sucede por el camino. Tu mirada se ha enganchado con la de una chavala morena que fuma desafiante apoyada en máquina tragaperras. Qué osadía, ¿me mira a mí?
Control, control, control. Te repites la consigna confiando que haga mella en tí. Pero lo cierto esque la distancia con la máquina tragaperras se ha reducido notablemente en un intervalo de tiempo bastante breve.
Lo cierto esque nunca creíste en amores a primera vista, ni en el destino, ni en nada relacionado con cadenas de casualidades, pero de repente han sonado las primeras notas de una canción de Platero, se te han erizado los pelos del antebrazo por la emoción, y en esa décima de segundo has podido ver como se le ha iluminado la cara a la chica de la máquina y ha salido a tu encuentro contoneando sus caderas al ritmo de los acordes.
No existen reglas de juego, ni normas de conducta que pongan barreras a la complicidad que hemos establecido. Es un entendimiento mutuo que va más allá de cualquier conversación, te dejas llevar por esa desconocida a su terreno porque sabes que en el fondo, tambien es el tuyo, no puede ser de otro modo. Te aprieta contra su cuerpo mientras te besa, sin intercambiar palabra, la música se encarga de hablar por los dos.
Llevamos cinco, quizá diez minutos quien sabe, apoyados en la barra, hablando por primera vez en toda la noche. La música ha parado y las luces del bar se han encendido. Hemos estado bailando toda la noche ajenos a lo que nos rodeaba, mis amigos hace tiempo que han abandonado, mientras ella y yo nos entregábamos al ritual del baile. Ella devora mis palabras y yo no puedo desviar la mirada de sus perfilados ojos de tigresa, es imposible la resistencia cuando me coge de la mano y me saca del bar. Me dejo conducir por las calles desiertas del casco viejo, está amaneciendo y desconozco a dónde voy. Paramos frente a una destartalada puerta de madera, abre el portal con una llave que saca del bolso y subimos por unas desvencijadas escaleras hasta el segundo piso, habitaciones cerradas se suceden hasta que me empuja suavemente dentro de una de ellas y cierra tras de sí.
Sin decir palabra se ha desnudado lentamente y ahora se dirige hacia mí. Me entrego sumiso a sus perversiones que se prolongan durante varias horas. Cuando me quedo dormido la claridad ya entra por el ventanal iluminando el austero cuarto donde descansamos enredados. Duermo sereno. Y despierto solo, cómo en las películas, salvo que ninguna nota de despedida con un teléfono o un nombre me consuela de su ausencia. La dueña de la pensión tampoco me supone de gran ayuda, la habitación está pagada, la chica salió hace ya varias horas y nunca antes la había visto por allí.
Hoy hace un año de aquella noche, un año en cuarentena sin poner uno solo de mis discos de Platero en casa, evitando cualquier reminiscencia del pasado que me empuje a confundir de nuevo lo real y lo imaginario, cruzar de la cordura a la demencia. Y un año tambien de acudir sábado tras sábado al mismo bar sin resultado alguno.
Es una pena la separación de los Platero, porque sino me sentiría legitimado a pedirles en compensación una canción que hablase de ella, quizá un mensaje en una botella, quien sabe si mi última oportunidad de volver a verla
Unas latas de cerveza en el piso franco de un colega recordando los momentos estelares de la noche anterior, apalanque en el sofá nuevamente y peligro serio de modorra, un petardo, dos, tres, humo pesado en el salón y al fin el aire fresco de salir nuevamente a la calle. Una garimbita en un bar de Iturribide y a casita, eh? caen un par de ellas y se van produciendo deserciones, al final quedamos los tres de siempre. Es la una y media, enfilamos camino al hogar.
Me cagontó. Qué mal puesto está ese bar. Siempre pasa lo mismo. Hoy los encaprichados en tomar el último wiski son los demás, a mí, ni fu ni fa. Para colmo las sillas están cogidas, me tengo que tomar la copa de pie. Mejor, así la terminaré primero. No te has dado cuenta pero has comenzado a cantar por lo bajo la canción. Josele se encarga de recordarte que es sábado, eres joven y aún te queda mucha noche para castigar el cuerpo. Sin poderlo controlar estás bailando, haciendo un poco bastante el gilipollas con tus amigos. Hace tiempo que sostienes un vaso vacío y por los altavoces han ido desfilando Leño, Barricada y Calamaro. Rascas el bolsillo y encuentras un arrugado billete de 20. Sabes lo que toca y no haces nada por resistirte. Con la seguridad de tu copa llena regresas con tus colegas, pero algo te sucede por el camino. Tu mirada se ha enganchado con la de una chavala morena que fuma desafiante apoyada en máquina tragaperras. Qué osadía, ¿me mira a mí?
Control, control, control. Te repites la consigna confiando que haga mella en tí. Pero lo cierto esque la distancia con la máquina tragaperras se ha reducido notablemente en un intervalo de tiempo bastante breve.
Lo cierto esque nunca creíste en amores a primera vista, ni en el destino, ni en nada relacionado con cadenas de casualidades, pero de repente han sonado las primeras notas de una canción de Platero, se te han erizado los pelos del antebrazo por la emoción, y en esa décima de segundo has podido ver como se le ha iluminado la cara a la chica de la máquina y ha salido a tu encuentro contoneando sus caderas al ritmo de los acordes.
No existen reglas de juego, ni normas de conducta que pongan barreras a la complicidad que hemos establecido. Es un entendimiento mutuo que va más allá de cualquier conversación, te dejas llevar por esa desconocida a su terreno porque sabes que en el fondo, tambien es el tuyo, no puede ser de otro modo. Te aprieta contra su cuerpo mientras te besa, sin intercambiar palabra, la música se encarga de hablar por los dos.
Llevamos cinco, quizá diez minutos quien sabe, apoyados en la barra, hablando por primera vez en toda la noche. La música ha parado y las luces del bar se han encendido. Hemos estado bailando toda la noche ajenos a lo que nos rodeaba, mis amigos hace tiempo que han abandonado, mientras ella y yo nos entregábamos al ritual del baile. Ella devora mis palabras y yo no puedo desviar la mirada de sus perfilados ojos de tigresa, es imposible la resistencia cuando me coge de la mano y me saca del bar. Me dejo conducir por las calles desiertas del casco viejo, está amaneciendo y desconozco a dónde voy. Paramos frente a una destartalada puerta de madera, abre el portal con una llave que saca del bolso y subimos por unas desvencijadas escaleras hasta el segundo piso, habitaciones cerradas se suceden hasta que me empuja suavemente dentro de una de ellas y cierra tras de sí.
Sin decir palabra se ha desnudado lentamente y ahora se dirige hacia mí. Me entrego sumiso a sus perversiones que se prolongan durante varias horas. Cuando me quedo dormido la claridad ya entra por el ventanal iluminando el austero cuarto donde descansamos enredados. Duermo sereno. Y despierto solo, cómo en las películas, salvo que ninguna nota de despedida con un teléfono o un nombre me consuela de su ausencia. La dueña de la pensión tampoco me supone de gran ayuda, la habitación está pagada, la chica salió hace ya varias horas y nunca antes la había visto por allí.
Hoy hace un año de aquella noche, un año en cuarentena sin poner uno solo de mis discos de Platero en casa, evitando cualquier reminiscencia del pasado que me empuje a confundir de nuevo lo real y lo imaginario, cruzar de la cordura a la demencia. Y un año tambien de acudir sábado tras sábado al mismo bar sin resultado alguno.
Es una pena la separación de los Platero, porque sino me sentiría legitimado a pedirles en compensación una canción que hablase de ella, quizá un mensaje en una botella, quien sabe si mi última oportunidad de volver a verla
Esas cosas deberian pasar mas a menudo, aunq te rompan el corazon... por unos momentos vives mas intensamente que en todo el tiempo que te pasas recordandola, y eso merece la pena.
Supongo q tiene algoq ver con lod e Carpe Diem jejeje.
En fin tio, q ya vale de cuarentena, venga esos Platero a sonar otra vez, nunca se sabe....
Lo mismo pones los Platero y pasa algo...
En fin, ante todo un consejo que una vez me dió un amigo:
"La vida es una broma y hay q reirse de ella"
Un abrazo Leon
Supongo q tiene algoq ver con lod e Carpe Diem jejeje.
En fin tio, q ya vale de cuarentena, venga esos Platero a sonar otra vez, nunca se sabe....
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Un abrazo Leon
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¿Me dejas meter un 13 de Septiembre mío aquí?
Hay diferencias con el tuyo, pero también muchas cosas en común. Una de ellas es que de vez en cuando lo recuerdo, para que me dure siempre. Otra quizás es que sabes que hay cosas que, por mucho que las desees, no vuelven.
Mmmm... oye, pon una de Platero.
Hay diferencias con el tuyo, pero también muchas cosas en común. Una de ellas es que de vez en cuando lo recuerdo, para que me dure siempre. Otra quizás es que sabes que hay cosas que, por mucho que las desees, no vuelven.
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igual que yo, tmb mi 13 de septiembre tiene cosas en comunzero escribió:¿Me dejas meter un 13 de Septiembre mío aquí?
Hay diferencias con el tuyo, pero también muchas cosas en común. Una de ellas es que de vez en cuando lo recuerdo, para que me dure siempre. Otra quizás es que sabes que hay cosas que, por mucho que las desees, no vuelven.
Mmmm... oye, pon una de Platero.
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Pues lo cierto es que tiene más de real que de inspirado, dejémoslo ahí. La vida tiene unos giros que nunca te esperas.
Este verano trabajando en "La Palanca" (más o menos) tuve la suerte de conocer a un hombre que vive cerca del puente Cantalojas y que me contó entre otras una historia cojonuda tambien relacionada con una canción que el día que tenga más tiempo y ganas os escribiré.
Por cierto la canción de aquel bar fue "esa chica tan cara" que aunque no tenga nada que ver con la situación, siempre fue una de las que más me gustó, si no la que más.
Un saludo para "el colectivo de afectados sentimentalmente por una canción de Platero" :fadein:
Este verano trabajando en "La Palanca" (más o menos) tuve la suerte de conocer a un hombre que vive cerca del puente Cantalojas y que me contó entre otras una historia cojonuda tambien relacionada con una canción que el día que tenga más tiempo y ganas os escribiré.
Por cierto la canción de aquel bar fue "esa chica tan cara" que aunque no tenga nada que ver con la situación, siempre fue una de las que más me gustó, si no la que más.
Un saludo para "el colectivo de afectados sentimentalmente por una canción de Platero" :fadein:
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