Sobre el agua y la sequía estructural andaluza

[ElBandolero]

Hace unos años alguien con mucha visión escribió que las futuras guerras mundiales probablemente fueran por el control del agua. Quizás no se equivocaba. El agua es fundamental para la supervivencia del Mundo y está llegando a ser acaparada por compañías multinacionales y grandes potencias económicas (no más de seis). En mis continuos viajes por Asia recuerdo que al principio siempre me chocaba que hubiera tanta agua por todos lados pero tan poca agua potable para la gente. Cuando visité África me di cuenta del valor del agua para la gente del desierto y me puse a reflexionar sobre este tema. Los datos estadísticos demuestran que más de seis mil niños menores de cinco años mueren diariamente como resultado de ingerir aguas en mal estado. Muchos más se pudren literalmente de sed. En Andalucía tenemos ya un desierto en expansión en Almería y otras zonas también están comenzando a ser tocadas por la erosión. Probablemente Andalucía y algunas zonas bañadas por el Mediterráneo sean los exponentes más significativos de los procesos de cambio climático y desertización que está viviendo esta zona del planeta.

La alienación entre el hombre y la Naturaleza es una contradicción que tenemos que resolver en nuestra época. Hoy el Estado español, y Andalucía en particular, es el lugar más amenazado por la erosión de toda la Unión Europea. El capitalismo está destruyendo la Naturaleza y los andaluces tenemos que hacer algo para oponernos a ello. El nacionalismo andaluz tiene un compromiso coherente con la Naturaleza. No es una estrategia electoral inconsistente o edulcorada sino un compromiso firme de defensa de nuestra tierra frente a las agresiones del capitalismo. Hemos de tener en cuenta que el ecologismo ha de tenderle la mano al anti capitalismo porque no existe el capitalismo verde. Si el ecologismo no se encuentra con el anticapitalismo en un plano de sincera horizontalidad, encuentro que a mi entender sólo se dará en el marco del nacionalismo andaluz, entonces el ecologismo perderá su perspectiva progresista y avanzará hacia el ambientalismo. Tenemos que distinguir estos dos conceptos, porque dentro de las estructuras capitalistas se puede perfectamente ser un ambientalista y no cuestionar el fondo de las cosas.

La contaminación no constituye un fallo del mercado, una externalidad negativa como señala sectores de la ciencia económica oficial. La contaminación es consustancial al capitalismo, no un error coyuntural. El hecho de que se levante un campo de golf y una macro urbanización en un lugar predispuesto a tener problemas de agua como es Atarfe (Granada) nos conduce directamente a la idea de que el modelo capitalista que quieren para Andalucía tiene una visión muy unidireccional sobre el agua y quienes van a ser los beneficiarios de los recursos naturales e hídricos.

Hay otros problemas. El sistema de regadíos derrocha ríos de agua. La fisonomía de la estructura agraria latifundista del campo andaluz, la ausencia de una reforma agraria justa y el sistema de regadíos primitivo provoca un derroche innecesario del agua. Por otro lado la calidad del agua se empeora notablemente a través del uso indiscriminado de pesticidas y productos químicos que requiere el mercado capitalista. La contaminación y el derroche del agua son dos constantes en el latifundio andaluz. Probablemente la implantación del riego por goteo podría aliviar parte de este problema. Además no podemos dejar que sea el mercado el que gestione el agua. Hoy en zonas de Andalucía donde hay escasez de agua se están cultivando frutas que requieren una gran cantidad de agua. El mercado quiere sustituir los ritmos, temporadas, cultivos y el orden de la Naturaleza para que haya frutas que requieren gran cantidad de agua todo el año. En tiempos de Al Andalus había una cultura del agua que quizás hoy haya que recuperar. De hecho en zonas como la Axarquía ya se están recuperando algunos sistemas de regadío de la época andalusi.

No hay sequía climatológica sino sequía estructural. La sequía es un problema derivado del capitalismo. La agricultura y el sector servicios constituyen una estructura social que demanda grandes cantidades de agua. A la hora de construir complejos turísticos, campos de golf, urbanizaciones o conseguir frutas fuera de temporada no se piensa en el agua. El sueño de los capitalistas sigue siendo levantar arrozales en el desierto de Tabernas. Se quiere que sean las empresas privadas las que controlen directa o indirectamente el agua, se quiere lograr llegar a producir cualquier producto frutal en cualquier estación del año, se quiere que los turistas jueguen al golf mientras los pueblos andaluces tienen graves restricciones de agua y en definitiva se quiere jugar a ser Dios.

José Herrera Bergero