Puedo ser el hombre invisible , puedo desaparecer. Puedo ser acusado, verdugo y juez. Puedo hacer muchas cosas buenas, pero ninguna bien. Puedo perder el último tren. Puedo ser tu perro fiel pero cuidado, también puedo morder. Puedo ser el hombre pez y nadar hasta el amanecer. Puedo ser un gran tipo cuando nadie me ve, en realidad soy un genio, pero soy el único que lo sé.
He perdido tantas batallas y aún no he aprendido a perder, lo que he aprendido es que cuando ganas es más amargo el sabor de la hiel. He perdido los sentidos, he perdido la razón, pero por más que he bebido aún recuerdo quien soy. He buscado en las montañas de la desesperación y no he hallado más sonido que el sordo eco de mi voz. He perdido el rumbo, he perdido el norte y a pesar de todo sigo mi camino, sin saber hacia donde. Camino hacia mi destino, camino hacia el horizonte que no sé donde está y puede que tampoco me importe.
Por qué dura un segundo la belleza y sin embargo es tan eterno el dolor? Por qué hay tan pocas certezas y todo son dudas bajo el sol? Por qué tanta crudeza sin apenas rastro de conmiseración? Por qué el tiempo te deja ese poso amargo en el corazón? Dónde está el porvenir? Dónde hay una razón? Acaso tienen fin las rejas de esta prisión? Dónde están tus pezones de cereza, tu boca de fresa, tu piel de melocotón? Dónde acaba y dónde empieza este viaje a la desesperación? Dónde están las promesas? Dónde está la ilusión? Mil cosas como esas son lo que el viento se llevó.
Lo he intentado y no lo dejo de intentar, lo sigo intentando aunque no lo consiga jamás. Lo que tienes que entender es que la mayoría de las cosas sencillamente no funcionan bien y se te han acabado los años para cuando lo logras aprender. Tú también estás prácticamente acabado, igual que yo, no hay de qué avergonzarse. Puedo ir a cualquier bar y pedir un escocés con agua, pagar y rodear el vaso con la mano: no saben ni nunca sabrán, ni de ti ni de mí.*
No hay en las lenguas suficientes palabras, no tiene bastantes tonos el color no tiene tantas notas esta guitarra para expresar lo que es el dolor, la muerte lenta de la esperanza, el silencio aterrador que va creciendo hasta alcanzar el habla y en esas palabras, no hay amor. No tengo palabra, no tengo honor, no tengo esperanza, no hay revolución. No quedan sueños, no queda ilusión. no me queda fe ni creo en tu dios. No tengo entrañas, no tengo corazón y el alma ya hace tiempo que el viento se la llevó. No tengo tiempo, tengo un reloj y muchos problemas sin solución. No tengo más lágrimas, el mar se secó, tengo un desierto de desolación donde ya nada crece, nada florece, la primavera parece que nunca existió.
Me he empeñado tantas veces en tantas cosas que no han podido ser, tanto seguir en mis trece no podía acabar bien. Cabreado con el cielo y el muy hijoputa se pone a llover, como si te cortan una mano y te dicen alégrate, aún te quedan los pies. No sé cómo me lo hago pero nunca hago nada bien, he pensado en el suicidio pero puede ser peor después. Ya no quiero ser yo mismo, quiero no sentir, no padecer, recuerdo que al principio yo también me quería conocer, y con el tiempo, visto lo visto, mejor me hubiera puesto a hacer claqué. Me he empeñado tantas veces en tantas cosas que no han podido ser, tantos cuadros inacabados, tantas canciones que no llegarán a ser, tantos poemas, tantas noches en vela, tantas penas en frasquitos de hiel, como castillos de arena que el viento se lleva justo antes de amanecer. Y la marea, hace su faena, se lleva los restos de lo que nunca fue, impasible, bajo las estrellas que miran con pena lo que no ha de volver y la luna llena espera serena el aullido del lobo que la ha de estremecer, tanta belleza, tanta tristeza, ahora sé que jamás entenderé y que intentarlo puede costarnos algo peor que enloquecer.
No has querido nunca quedarte dormido y no volver a despertar? No le has encontrado a la vida un sentido y si se lo has encontrado andas muy lejos de la verdad. Porque la vida no tiene más sentido que ir cada día a trabajar, ya está todo vendido y tú, lo has de comprar. Y la libertad, es una mentira que cuentan para que los niños puedan dormir, tan seguro como que el mundo gira, a la deriva, sobre un abismo sin fin. La libertad no es ni una causa perdida, es algo con lo que soñar, sin mucha relación con esta vida pues en la naturaleza no se puede encontrar.
Y soñaré con un lugar más allá de esta prisión donde poder de nuevo ver, una vez más, salir el sol y el amanecer despertará detrás de la contaminación Nada que ver, nada que hacer más que pelear con el despertador, poco que perder, menos que ganar, mucho que perder, que desolación! Y siempre tener, odio tener, que trabajar, me cago en dios! Nada hay que resolver, sabes por qué? Porque no hay solución Y cuando le encuentren significado a la muerte, cuando den con esa ecuación Entonces podrá saber toda la gente, la gran verdad, y es que no hay solución. Y cuando la ciencia se deje de mierda se darán cuenta de que Einstein tenía razón, El espacio son tres dimensiones y es el tiempo la cuarta dimensión Y sin entrar en pormenores la teoría de cuerdas me parece una aberración, me quedaría perplejo si se demostrara con los años que tenían razón. Y mientras tanto, seguiremos esperando, algo mejor, una solución. Y mientras tanto seguiremos observando las rejas de esta prisión, mirando como son, soñando sin duda con alcanzar en la cerradura el engranaje que nos devuelva la liberación.
Ya son muchos siglos de mentiras y de oligarquías en el poder, diseñan un mundo a su medida y lo ejecutan detrás de su ley. Ya ha demasiada sangre derramada por intereses de dios sabe quién, una mano negra mueve las cuerdas de la senda que nos ha de acontecer. Porque el destino siempre se halla vendido en la naturaleza al postor más cruel, somos y hemos sido un rebaño dormido que aún no ha visto el amanecer. Pero algún día las mentiras dejarán paso a la verdad y ese día por fin el sol brillará. Y mientras la gente se mira y no entiende por qué el mundo no va un poco bien? Dónde de pierden tantos esfuerzos? Dónde está la buena fe? Y mientras la avaricia sigue engordando, la bondad de muere de hambre, no tiene pa? comer, hasta cuando podrán matar a nuestros profetas? decía Bob Marley hasta que lo mataron también.
Si pudiéramos volver a empezar, volver a partir de cero, si pudiéramos realmente olvidar, si el olvido no estuviera tan lleno. Pero yo no puedo olvidar mis miedos, tampoco quiero, por algo están, no puedo dejar de mirar el cielo porque sé que algún día se nos caerá. Sólo somos pasajeros, nada importa al final pues otros toman el relevo y así se construye la eternidad: Una ilusión que nos creemos en nuestra infinita vanidad pues todas las cosas que conocemos tienen un principio y un final. Y después del final, puede que otro principio, después del final, tal vez volver a empezar.
Necesito vacaciones, ya no puedo más, estoy hasta los cojones de tener que trabajar. Total, no dan ni para alquilar un piso, tal vez habría tenido que estudiar. Ya me dieron el aviso pero yo no quise escuchar, hice caso omiso pero no lo puedo olvidar. Yo tendría que haber sido un buen chico, ir a la universidad, drogarme sólo el fin de semana como todos los demás pero esas jaulas no son lo mío, tampoco creo en la libertad, apenas en el libre albedrío, viviría mil veces y las mil me iría igual de mal.
Demasiadas guerras no declaradas, el precio de la vida se devalúa en Wall Street y una guerra se declara y el dólar vuelve a subir porque la guerra es un negocio, y no veas que negocio, por dinero, por contratas por petróleo, porque la guerra es un negocio y aquí todos somos socios, cómplices de genocidio, tortura, expolio. El nuevo orden mundial nos espía por nuestra seguridad, internet tiene un ojo que todo lo ve, no olvides que la red fue un invento militar. Y la información, es una arma, y desinformación es su propaganda, las mentiras repetidas no son menos falsas pero la gente se acostumbra de tanto escucharlas. Ya han pasado más de cincuenta años de Hiroshima y Nagasaki y el pueblo japonés ni olvida ni perdona, simplemente espera su hora. Y en China ya son mil millones y su economía sigue creciendo, los norteamericanos tienen miedo y toman posiciones en oriente medio. Israel, ese país inventado, forma parte de su plan estratégico: La guerra nunca acaba hasta que todos hayamos muerto. Antes cuando las fortunas se hacían en la guerra, la guerra era un negocio, ahora que las fortunas se hacen en los negocios los negocios son la guerra .
Por qué he de morir? Por qué he de vivir? Por qué esta vida? Por mí podría no existir, no concebir esta melancolía. Mil preguntas sin respuesta, mil mentiras en su lugar, dos mil años de historia sangrienta poco acercan a la verdad. Por qué tanto sufrir si el devenir se escapa de nuestras manos? Podría no ser así pero al fin todo es en vano. Porque tus días están contados y tu destino más que claro. El futuro, un claroscuro, el futuro, oscuro y claro.
Aún queda en mi corazón alguna razón, alguna esperanza, aún me queda en el alma un poquito de amor. El resto se lo llevó el viento, se lo tragó el tiempo, como sucederá conmigo, me lo robó este mundo inmundo y podrido, lo perdí por el camino. Aún así aún puedo decir que conservo alguna esperanza, por supuesto no de recuperar todo lo que perdí, aún puedo soñar con alcanzar, la luna no está tan alta pero el tiempo del sueño llega a su fin. Se acabó el tiempo para soñar, se acerca la hora de la verdad, tal vez volver a empezar o puede que el principio del final. Me siento una marioneta, una veleta, que con el viento gira, no doy con la receta para aliviar esta melancolía y los recuerdos son cristales clavados en las heridas y yo aún recuerdo cada una de tus mentiras. Y ya he oído contar demasiadas historias que nadie cuenta, de esas que convierten el mundo en una sombra eterna. Al final, la verdad, es eso que tenemos que llevar a cuestas con la tristeza y la certeza de que se nos escapa mucho más. Con la tristeza y la certeza de que nuestra verdad no es la verdad.
Tanto tiempo perdido, puesto contra la pared vendiendo barato los sueños por los que algún día moriré, tantas noches de insomnio, tantas lunas de hiel, tanto tiempo perdido y tanto tiempo que perder. Entre la espada y la pared hay muy poca distancia, más o menos como entre el pecho y la espalda. Entre la espada y la pared, no cabe el alma. Entre la espada y la pared no ha esperanza. Si hubiera sabido cuánto me ibas a doler te hubiera apartado de mi vida mientras podía sin dudarlo ni una sola vez. Si hubiera sabido algo que no sé, si hubiera logrado ser algo que tal vez nunca seré.
* bukowski, a tumba abierta