Mis imprescindibles
Esto es mi cuerpo...
Esto es mi cuerpo. Aquí
coinciden el lenguaje y el amor.
La suma de las líneas
que he escrito ha dibujado
no mi rostro, sino algo más humilde:
mi cuerpo. Esto que tocas es mi cuerpo.
Otro lo dijo
mejor. Esto que tocas
no es un libro, es un hombre.
Yo añado que esto que te toca ahora
es un hombre.
Soy yo, porque no hay
ni una sola sílaba que esté libre de amor,
no hay ni una sola sílaba
que no sea un centímetro
cuadrado de mi piel.
En el poema soy acariciable
no menos que en la noche, cuando tiendo
mi sueño paralelo al sueño que amo.
No mosaico, ni número, ni suma.
No sólo eso.
Esto es una entrega. Soy pequeño
y grande entre tus manos.
Ésta es mi salvación. Éste soy yo.
Este rumor del mundo es el amor.
Juan Antonio González Iglesias
Esto es mi cuerpo. Aquí
coinciden el lenguaje y el amor.
La suma de las líneas
que he escrito ha dibujado
no mi rostro, sino algo más humilde:
mi cuerpo. Esto que tocas es mi cuerpo.
Otro lo dijo
mejor. Esto que tocas
no es un libro, es un hombre.
Yo añado que esto que te toca ahora
es un hombre.
Soy yo, porque no hay
ni una sola sílaba que esté libre de amor,
no hay ni una sola sílaba
que no sea un centímetro
cuadrado de mi piel.
En el poema soy acariciable
no menos que en la noche, cuando tiendo
mi sueño paralelo al sueño que amo.
No mosaico, ni número, ni suma.
No sólo eso.
Esto es una entrega. Soy pequeño
y grande entre tus manos.
Ésta es mi salvación. Éste soy yo.
Este rumor del mundo es el amor.
Juan Antonio González Iglesias
Crecida
Con la sangre hasta la cintura, algunas veces
con la sangre hasta el borde de la boca,
voy
avanzando
lentamente, con la sangre hasta el borde de los labios
algunas veces,
voy
avanzando sobre este viejo suelo, sobre
la tierra hundida en sangre,
voy
avanzando lentamente, hundiendo los brazos
en sangre,
algunas
veces tragando sangre,
voy sobre Europa
como en la proa de un barco desmantelado
que hace sangre,
voy
mirando, algunas veces,
al cielo
bajo,
que refleja
la luz de la sangre roja derramada,
avanzo
muy
penosamente, hundidos los brazos en espesa
sangre,
es
como una esperma roja represada,
mis pies
pisan sangre de hombres vivos
muertos,
cortados de repente, heridos súbitos,
niños
con el pequeño corazón volcado, voy
sumido en sangre
salida,
algunas veces
sube hasta los ojos y no me deja ver,
no
veo más que sangre,
siempre
sangre,
sobre Europa no hay más que
sangre.
Traigo una rosa en sangre entre las manos
ensangrentadas. Porque es que no hay más
que sangre,
y una horrorosa sed
dando gritos en medio de la sangre.
Blas de Otero
Kodea
Bestelako kodea aldarrikatu nahi dut:
hitzarena ez bezalako kodea,
hizkera ez-hitzezkoa,
oroimenean kondenatu ezineko lengoaia,
zinak gezurta ditzakeen berbakera,
erreklamazio-libururik eta
tarifa-zerrendarik gabeko mintzo mutua,
mezu anbiguoz itxuraturiko jario askea,
adierazi gura ez denaren adierazpidea.
Miren Agur Meabe
El código
Reivindico otro código:
un código distinto al de la palabra
un idioma no verbal,
un lenguaje imposible de condenar en la memoria,
un decir que desmienta juramentos,
un hablar mudo
sin libro de reclamaciones ni listado de tarifas,
un fluir permanente de mensajes ambiguos,
la expresión de aquello,
que no puede expresarse.
Bestelako kodea aldarrikatu nahi dut:
hitzarena ez bezalako kodea,
hizkera ez-hitzezkoa,
oroimenean kondenatu ezineko lengoaia,
zinak gezurta ditzakeen berbakera,
erreklamazio-libururik eta
tarifa-zerrendarik gabeko mintzo mutua,
mezu anbiguoz itxuraturiko jario askea,
adierazi gura ez denaren adierazpidea.
Miren Agur Meabe
El código
Reivindico otro código:
un código distinto al de la palabra
un idioma no verbal,
un lenguaje imposible de condenar en la memoria,
un decir que desmienta juramentos,
un hablar mudo
sin libro de reclamaciones ni listado de tarifas,
un fluir permanente de mensajes ambiguos,
la expresión de aquello,
que no puede expresarse.
"...
4. Conversación
Cada vez que te hablo, otras palabras
escapan de mi boca, otras palabras.
No son mías. Proceden de otro sitio.
Me muerden en la lengua. Me hacen daño.
Tienen, como las lanzas de los héroes,
doble filo, y los labios se me rompen
a su contacto, y cada vez que surgen
de dentro -0 de muy lejos, o de nunca-,
me fluye de la boca un hilo tibio
de sangre que resbala por mi cuerpo.
Cada vez que te hablo, otras palabras
hablan por mí, como si ya no hubiese
nada mío en el mundo, nada mío
en el agotamiento interminable
de amarte y de sentirme desamado."
Luis Alberto de Cuenca
4. Conversación
Cada vez que te hablo, otras palabras
escapan de mi boca, otras palabras.
No son mías. Proceden de otro sitio.
Me muerden en la lengua. Me hacen daño.
Tienen, como las lanzas de los héroes,
doble filo, y los labios se me rompen
a su contacto, y cada vez que surgen
de dentro -0 de muy lejos, o de nunca-,
me fluye de la boca un hilo tibio
de sangre que resbala por mi cuerpo.
Cada vez que te hablo, otras palabras
hablan por mí, como si ya no hubiese
nada mío en el mundo, nada mío
en el agotamiento interminable
de amarte y de sentirme desamado."
Luis Alberto de Cuenca
MÁS LÓGICA TEOLÓGICA
Tiene que ser muy duro
desgajarse de un golpe de todo lo que ha sido
nuestra vida.
Sin duda que por eso
hizo Dios las polillas,
las manchas indelebles, las mudanzas,
los ladrones y el IRPF,
la amnesia paragüística, los amigos que juran
que te devolverán el libro que les prestas
y esas tiernas, angélicas criaturas
que disparan penaltis junto a jarrones chinos.
También por estas cosas hemos de darle gracias
a Su amorosa y sabia Providencia:
así al menos el trance
no nos pilla completamente desentrenados.
Eugenio D´Ors
Tiene que ser muy duro
desgajarse de un golpe de todo lo que ha sido
nuestra vida.
Sin duda que por eso
hizo Dios las polillas,
las manchas indelebles, las mudanzas,
los ladrones y el IRPF,
la amnesia paragüística, los amigos que juran
que te devolverán el libro que les prestas
y esas tiernas, angélicas criaturas
que disparan penaltis junto a jarrones chinos.
También por estas cosas hemos de darle gracias
a Su amorosa y sabia Providencia:
así al menos el trance
no nos pilla completamente desentrenados.
Eugenio D´Ors
A veces huyo...
A veces huyo
por intrincados caminos
construidos de palabras,
que me llevan
a los páramos de nadie.
Durante breves momentos
siendo este precario puente
hacia los otros,
con las palabras
que me crecen como ramas
en la boca,
y me sacan
de mi silueta
de animal desnudo.
Desde esta orilla solitaria
agito mis palabras mínimas
como banderas blancas
entregadas a un sueño,
y por algún tiempo
logro fugarme
en las palabras,
hermosas.
Carmen Matute
A veces huyo
por intrincados caminos
construidos de palabras,
que me llevan
a los páramos de nadie.
Durante breves momentos
siendo este precario puente
hacia los otros,
con las palabras
que me crecen como ramas
en la boca,
y me sacan
de mi silueta
de animal desnudo.
Desde esta orilla solitaria
agito mis palabras mínimas
como banderas blancas
entregadas a un sueño,
y por algún tiempo
logro fugarme
en las palabras,
hermosas.
Carmen Matute
La espera y la lluvia
Como ya no me quedan lágrimas en esta noche
esperaré para llorar tu ausencia con la lluvia.
Mientras tanto viviré en el último silencio
que me dejaste derramado por tus labios
para seguir amándote.
Cuando ya no me quede dolor en esta noche
entonces llegaré hasta tu balcón para morir
convertido en el sol que ilumina
y traspasa cotidiano tus ojos.
A. J. Mialdea
Como ya no me quedan lágrimas en esta noche
esperaré para llorar tu ausencia con la lluvia.
Mientras tanto viviré en el último silencio
que me dejaste derramado por tus labios
para seguir amándote.
Cuando ya no me quede dolor en esta noche
entonces llegaré hasta tu balcón para morir
convertido en el sol que ilumina
y traspasa cotidiano tus ojos.
A. J. Mialdea
La heroína es tan dulce como hacer el amor,
decía ella en otro tiempo.
Los médicos dicen que no ha ido a peor,
día va y día viene, y que nos lo tomemos con calma.
Hace un mes que no ha vuelto a despertar,
desde la última operación.
Y sin embargo seguimos visitándola todos los días
en el sexto box de la unidad de cuidados intensivos.
Al entrar, el enfermo de la cama de enfrente lloraba,
no ha venido nadie a visitarme, le decía a la enfermera.
Hace un mes que no oímos la voz de mi hermana.
No veo como antes toda la vida por delante,
nos decía,
no quiero promesas, no quiero disculpas,
tan sólo un gesto de amor.
Ahora sólo le hablamos mi madre y yo.
Mi hermano, antes, no decía gran cosa;
ahora ni siquiera viene.
Mi padre se queda en la puerta, callado.
No duermo por las noches, nos decía mi hermana,
tengo miedo a dormirme, miedo a las pesadillas.
Las agujas me hacen daño y tengo frío,
el suero me enfría las venas.
Si pudiera huir de este cuerpo podrido.
Mientras tanto dame la mano, decía,
no quiero promesas, no quiero disculpas,
tan sólo un gesto de amor.
Kirmen Uribe
Mientras haya ciudades, iglesias y mercados,
y traidores, y leyes injustas, y banderas;
mientras los ríos sigan vertiendo su basura en el mar
y los vientos soplen en las montañas;
mientras caiga la nieve y los pájaros vuelen,
y el sol salga y se ponga,
y los hombres se maten;
mientras alguien regrese, derrotado, a su cuarto
y dibuje en el aire la V de la victoria;
mientras vivan el odio, la amistad y el asombro,
y se rompa la tierra para que crezca el trigo;
mientras tú y yo busquemos el medio de encontrarnos
y nuestro encuentro sea poco más que silencio,
yo te estaré queriendo, vida mía,
en la sombra,mientras mi pecho aliente,
mientras mi voz alcance la estela de tu fuga,
mientras la despedida de este amor se prolongue por las calles del tiempo.
Luis Alberto de Cuenca

y traidores, y leyes injustas, y banderas;
mientras los ríos sigan vertiendo su basura en el mar
y los vientos soplen en las montañas;
mientras caiga la nieve y los pájaros vuelen,
y el sol salga y se ponga,
y los hombres se maten;
mientras alguien regrese, derrotado, a su cuarto
y dibuje en el aire la V de la victoria;
mientras vivan el odio, la amistad y el asombro,
y se rompa la tierra para que crezca el trigo;
mientras tú y yo busquemos el medio de encontrarnos
y nuestro encuentro sea poco más que silencio,
yo te estaré queriendo, vida mía,
en la sombra,mientras mi pecho aliente,
mientras mi voz alcance la estela de tu fuga,
mientras la despedida de este amor se prolongue por las calles del tiempo.
Luis Alberto de Cuenca

EXTINCIONES
No solo las ballenas,
los delfines,los osos,
los elefantes,los mandriles,
la foca fraile,el montebok,
los bosques de la amazonia,
corren peligro de extinguirse.
tambien enfrentan ese riesgo
las promesas/los himnos,
la palabra de honor/la carta magna,
los jubilados/los sin techo,
los juramentos mano en biblia,
la etica primaria/la autocritica,
los crepusculos simples,
el rechazo al soborno,
la candida verguenza de haber sido,
y el timido dolor de ya no ser.
Habria por lo tanto que tapar,
con buena voluntad y con premura,
el agujero cada vez mas grande,
en la capa de ozono/y ademas,
el infame boquete en la conciencia,
de los decididores/asi sea.
Mario Benedetti
muy bueno, como siempre!Txan escribió:
EXTINCIONES
No solo las ballenas,
los delfines,los osos,
los elefantes,los mandriles,
la foca fraile,el montebok,
los bosques de la amazonia,
corren peligro de extinguirse.
tambien enfrentan ese riesgo
las promesas/los himnos,
la palabra de honor/la carta magna,
los jubilados/los sin techo,
los juramentos mano en biblia,
la etica primaria/la autocritica,
los crepusculos simples,
el rechazo al soborno,
la candida verguenza de haber sido,
y el timido dolor de ya no ser.
Habria por lo tanto que tapar,
con buena voluntad y con premura,
el agujero cada vez mas grande,
en la capa de ozono/y ademas,
el infame boquete en la conciencia,
de los decididores/asi sea.
Mario Benedetti
IRSE
Cada vez que te vayas de vos misma
no olvides que te espero
en tres o cuatro puntos cardinales,
siempre habrá un sitio dondequiera
con un montón de bienvenidas
todas te reconocen desde lejos
y aprontan una fiesta tan discreta
sin cantos sin fulgor sin tamboriles
que sólo vos sabrás que es para vos
cada vez que te vayas de vos misma
procura que tu vida no se rompa
y tu otro vos no sufra el abandono
y por favor no olvides que te espero
con este corazón recién comprado
en la feria mejor de los domingos.
cada vez que te vayas de vos misma
no destruyas la vía de regreso
volver es una forma de encontrarse
y así verás que allí también te espero
Mario Benedetti
* es que Benedetti tiene algo especial

SI YO PUDIERA
Si yo pudiera morderle la tierra toda
y sentirle el sabor seria más feliz por un momento...
Pero no siempre quiero ser feliz
es necesario ser de vez en cuando infeliz para poder ser natural...
No todo es dias de sol
y la lluvia cuando falta mucho, se pide.
Por eso tomo la infelicidad con la felicidad.
Naturalmente como quien no se extraña
con que existan montañas y planicies y que haya rocas y hierbas...
Lo que es necesario es ser natural y calmado en la felicidad o en la infelicidad.
Sentir como quien mira. Pensar como quien anda,
y cuando se ha de morir,
recordar que el dia muere y que el poniente
es bello y es bella la noche que queda.
Así es y así sea.
Fernando Pessoa
Si yo pudiera morderle la tierra toda
y sentirle el sabor seria más feliz por un momento...
Pero no siempre quiero ser feliz
es necesario ser de vez en cuando infeliz para poder ser natural...
No todo es dias de sol
y la lluvia cuando falta mucho, se pide.
Por eso tomo la infelicidad con la felicidad.
Naturalmente como quien no se extraña
con que existan montañas y planicies y que haya rocas y hierbas...
Lo que es necesario es ser natural y calmado en la felicidad o en la infelicidad.
Sentir como quien mira. Pensar como quien anda,
y cuando se ha de morir,
recordar que el dia muere y que el poniente
es bello y es bella la noche que queda.
Así es y así sea.
Fernando Pessoa
¿No oyes sus jadeos? Cada vez
yo los oigo más cerca: solo,
contigo, en medio del verano,
entre los gritos de la multitud,
junto al fuego, en invierno,
con un hermoso libro,
en el crujido de la nieve,
en el estruendo de la lluvia,
cuando enciendo las luces de mi casa,
cuando el mar, cuando llegas,
cuando alargo la mano
hacia los rojos frutos palpitantes.
Está ahí, al acecho,
alza la zarpa, espera.
Tú no la ves, sonríes,
sonrío yo también.
Déjame que te bese una vez más
antes de que su aliento nos alcance.
José L. García Martín
yo los oigo más cerca: solo,
contigo, en medio del verano,
entre los gritos de la multitud,
junto al fuego, en invierno,
con un hermoso libro,
en el crujido de la nieve,
en el estruendo de la lluvia,
cuando enciendo las luces de mi casa,
cuando el mar, cuando llegas,
cuando alargo la mano
hacia los rojos frutos palpitantes.
Está ahí, al acecho,
alza la zarpa, espera.
Tú no la ves, sonríes,
sonrío yo también.
Déjame que te bese una vez más
antes de que su aliento nos alcance.
José L. García Martín
No me sigas
No me sigas. Escucha:
no me escuches. Arranca
las hojas del cuaderno,
hunde este libro
en el agua. No busques
mi rastro en el papel.
Suelta el lazo. Desata
el nudo que te ahoga. Desanuda
la soga que nos une. Pierde
el hilo. Es sencillo
olvidar, créeme.
No me creas.
No vayas por los barrios que yo piso.
No persigas mis huellas.
Borra la dirección de mi derrota.
No sigas otros pasos
que tus pasos. Escucha:
no me hagas caso. Entiende
lo que yo quiero. Enciende
tu propio incendio.
José Fernández de la Sota
No me sigas. Escucha:
no me escuches. Arranca
las hojas del cuaderno,
hunde este libro
en el agua. No busques
mi rastro en el papel.
Suelta el lazo. Desata
el nudo que te ahoga. Desanuda
la soga que nos une. Pierde
el hilo. Es sencillo
olvidar, créeme.
No me creas.
No vayas por los barrios que yo piso.
No persigas mis huellas.
Borra la dirección de mi derrota.
No sigas otros pasos
que tus pasos. Escucha:
no me hagas caso. Entiende
lo que yo quiero. Enciende
tu propio incendio.
José Fernández de la Sota
Tengo muy bajo el umbral del dolor
siempre me lo han dicho.
No soporto ver un buitre en espera
que acabe de morir un niño hambriento.
Ni soporto la mirada de una madre
que ve llorar al hijo que se le muere en brazos.
No me llegan las fuerzas
para mirar al viejo tirado en las esquinas
o al que pide en mi puerta
sin mirarme a la cara.
No tengo aguante para escuchar
los discursos del poder de siempre
ni los de te quiero entre cojines
que llevan la navaja en el relleno.
Tengo el umbral del dolor
en el mismo punto
en que tengo el de la vergüenza.
Begoña Abad
siempre me lo han dicho.
No soporto ver un buitre en espera
que acabe de morir un niño hambriento.
Ni soporto la mirada de una madre
que ve llorar al hijo que se le muere en brazos.
No me llegan las fuerzas
para mirar al viejo tirado en las esquinas
o al que pide en mi puerta
sin mirarme a la cara.
No tengo aguante para escuchar
los discursos del poder de siempre
ni los de te quiero entre cojines
que llevan la navaja en el relleno.
Tengo el umbral del dolor
en el mismo punto
en que tengo el de la vergüenza.
Begoña Abad
Entrega
Iré a tus manos, limpia, indemne, sin memoria,
renacida de ti y ajena a lo tuyo,
iré a tus manos casta,
desnuda de tus besos.
Sentirás al ceñirme que una rosa de nieve
insinúa en tus palmas su gélida caricia.
Seré para tu cuerpo el lino apaciguante
que san y que perdona.
¡Deja que vaya en ti más allá de lo mío,
que abandone mi ser por la gloria del tuyo!
¡Aunque me huyas siempre,
iré a tus manos, muerta!
Ernestina de Champourcín
Iré a tus manos, limpia, indemne, sin memoria,
renacida de ti y ajena a lo tuyo,
iré a tus manos casta,
desnuda de tus besos.
Sentirás al ceñirme que una rosa de nieve
insinúa en tus palmas su gélida caricia.
Seré para tu cuerpo el lino apaciguante
que san y que perdona.
¡Deja que vaya en ti más allá de lo mío,
que abandone mi ser por la gloria del tuyo!
¡Aunque me huyas siempre,
iré a tus manos, muerta!
Ernestina de Champourcín
Espero, sospecho, temo, quisiera
Espero que no me mire,
que no me vea.
Sospecho que está siempre,
que no falla,
que me tiene fichado,
que no hay escapatoria.
Temo que me amenace,
que me riña,
que me castigue,
o que me espíe,
y me siga.
Me desazonan los misterios
los oráculos,
los enigmas,
los dones, los privilegios,
los éxtasis.
Las ceremonias me desasosiegan:
el culto,
la nube sacra.
Y quisiera sentirlo y verlo
hablarle, entenderlo,
servirlo como un hombre
siempre.
Quisiera que me tomara de una vez
o que me mudase en hoja,
en cosa pura, estúpida
en silencio o aire,
en piedra,
en átomo,
de su reino total.
Quiero amor o calma.
Pere Quart
Espero que no me mire,
que no me vea.
Sospecho que está siempre,
que no falla,
que me tiene fichado,
que no hay escapatoria.
Temo que me amenace,
que me riña,
que me castigue,
o que me espíe,
y me siga.
Me desazonan los misterios
los oráculos,
los enigmas,
los dones, los privilegios,
los éxtasis.
Las ceremonias me desasosiegan:
el culto,
la nube sacra.
Y quisiera sentirlo y verlo
hablarle, entenderlo,
servirlo como un hombre
siempre.
Quisiera que me tomara de una vez
o que me mudase en hoja,
en cosa pura, estúpida
en silencio o aire,
en piedra,
en átomo,
de su reino total.
Quiero amor o calma.
Pere Quart
SI PUDIERA DARTE UN INSTANTE DE LO QUE SOY
Si pudiera darte un instante de lo que soy
te daría éste
en que sólo puedo pensarte.
Sí, te daría éste en pijama y calcetín
y con ojos de sueño.
Te abriría la puerta
y te sentaría a mi lado
y seguiría a lo mío como si tú no estuvieras
y así me verías concentrándome
en tus ojos, tus labios,
tus palabras trepadoras
que me siguen acariciando cuando ya no estás.
Carmen Beltrán
Si pudiera darte un instante de lo que soy
te daría éste
en que sólo puedo pensarte.
Sí, te daría éste en pijama y calcetín
y con ojos de sueño.
Te abriría la puerta
y te sentaría a mi lado
y seguiría a lo mío como si tú no estuvieras
y así me verías concentrándome
en tus ojos, tus labios,
tus palabras trepadoras
que me siguen acariciando cuando ya no estás.
Carmen Beltrán
EN OCASIONES
En ocasiones parece que nuestro niño interior
anda jugueteando arriba y abajo.
Para hacernos recordar, si queremos,
que aun somos dueños de sueños e ilusiones.
A veces paseo por el casco antiguo
calle arriba, calle abajo.
Es como si al pasar por la iglesia evangelista
de los gitanos
consiguiera agrietar nuestras fronteras.
Como si los problemas que me unen
a marroquíes y argelinos
se fueran a extinguir en ese instante.
Cuantas veces habré estado a punto de entrar
en el locutorio latino
con la excusa de una llamada falsa.
En ocasiones pienso en todas esas personas
antes de venir a aquí.
Del nuevo universo que se ha creado
en una sola calle.
Aunque parezca mentira,
la iglesia, la mezquita, el locutorio y el convento de clausura
se encuentran en la misma calle
unos al lado de los otros.
A veces patrulla la policía
coche arriba, coche abajo
en labores de vigilancia.
No se hasta cuando durará esta pequeña victoria.
Hasta cuando la grandeza de la infancia.
Para hacernos recordar, si queremos,
que aun somos dueños de sueños e ilusiones.
En ocasiones pienso que
jamás entraré al locutorio
ni tampoco a la carnicería norafricana.
Temo de mi extraña presencia.
A veces cruzo la calle de lado a lado:
no entro en ningún sitio, no hablo con nadie,
simplemente imagino.
Imagino que paseando calle arriba, calle abajo
se ha de corromper alguna de las barreras.
Antes de que el tiempo nos endurezca demasiado.
Edu Zelaieta
LUCIÉRNAGAS
A las cinco de la tarde
Cuando el resplandor se queda sin brillo
Y el jardín se sumerge en el último hervor dorado del día
Oigo el grupo bullicioso de niños
Que salen a cazar luciérnagas.
Corriendo sobre el pasto
Se dispersan entre los arbustos,
Gritan su excitación, palpan su deslumbre
Se arma un círculo alrededor de la pequeña
Que muestra la encendida cuenca de sus manos
Titilando.
Antiguo oficio humano
Este de querer apagar la luz.
¿Te acordás de la última vez que creímos poder iluminar
la noche?
El tiempo nos ha vaciado de fulgor.
Pero la oscuridad
Sigue poblada de luciérnagas.
Giaconda Belli
A las cinco de la tarde
Cuando el resplandor se queda sin brillo
Y el jardín se sumerge en el último hervor dorado del día
Oigo el grupo bullicioso de niños
Que salen a cazar luciérnagas.
Corriendo sobre el pasto
Se dispersan entre los arbustos,
Gritan su excitación, palpan su deslumbre
Se arma un círculo alrededor de la pequeña
Que muestra la encendida cuenca de sus manos
Titilando.
Antiguo oficio humano
Este de querer apagar la luz.
¿Te acordás de la última vez que creímos poder iluminar
la noche?
El tiempo nos ha vaciado de fulgor.
Pero la oscuridad
Sigue poblada de luciérnagas.
Giaconda Belli
Preguntas
¡Escríbeme qué llevas puesto! ¿Es cálido?
¡Escríbeme en qué duermes! ¿Es también blando?
¡Escríbeme qué aspecto tienes! ¿Sigue siendo el mismo?
¡Escríbeme qué echas de menos! ¿Mi brazo?
¡Escríbeme cómo te va! ¿Te respetan?
¡Escríbeme qué andan haciendo! ¿Tienes bastante valor?
¡Escríbeme qué haces tú! ¿Sigue siendo bueno?
¡Escríbeme en qué piensas! ¿En mí?
¡La verdad es que sólo tengo preguntas para ti!
¡Y espero con ansiedad la respuesta!
Cuando tú estás cansada, nada puedo llevarte.
Si pasas hambre, no puedo darte de comer.
Así que estoy como fuera del mundo,
perdido, como si te hubiese olvidado
Bertold Brecht
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