La vida es un juego, la vida es un viaje, la vida es antes miedo que coraje. La vida no es cielo, bajo el cielo se nace. La vida es la deuda que yo no contraje, la vida es una celda, un puro chantaje. La vida no es vida si tú no la escoges, la vida no es vida, puede que te destroce.
A mi manera soy un cobarde, a mi manera tengo más güevos que nadie, a mi manera no tengo ni perro que me ladre, a mi manera, tengo mucho más que bastante. A mi manera mato las penas, a mi manera me alío con ellas, a mi manera el viento me lleva a ese sitio donde no me duela.
Puedes mentir, puedes irte por las ramas, puedes deleitarte en una retórica enrevesada, puedes inventarte una historia aunque saldrá mejor si la copias de la realidad, mejor así, mejor la verdad. Yo no ofrezco ningún razonamiento, sólo te doy la conclusión, la respuesta que silba el viento, esa es mi dirección. Tú puedes escribir un cuento que te colme de satisfacción donde el mundo sea perfecto y tú su único dios pero eso dura lo que duran los sueños, hasta que los despedaza el despertador y a veces terminan sin tener un comienzo, como pasan los días de un trabajador. Te voy a contar lo que sabe hasta un necio, lo que se aprende a golpes de corazón, lo que aprenderá tu alma con el tiempo y es que la única verdad es el dolor.
Mi mirada es un viaje a la tristeza, un viaje que no acaba ni empieza, un viaje a la esencia de la vida sin billete de vuelta, sin billete de ida. Mi mirada es un viaje caminando por las vías que busca el desenlace del transcurso de los días y a ti la luz te ciega las sombras pero sabes que el tiempo no se conforma y que tu mirada se va oscureciendo, lo que te digo lo sabes de sobras porque todas las historias terminan fundiéndose en negro.
El silencio es como un folio en blanco, un pesado bloque de mármol y mis palabras son martillazos en el cincel de mis labios y en eso consiste mi trabajo, en ir asesinando al silencio y vengo desde muy abajo, desde más allá del infierno. Y sé que hasta dios parece el diablo cuando se enciende un cigarro porque en realidad, dios, tampoco cree en los milagros. Y quiero sacar chispas de esta guitarra, quiero verla arder y que veas como sangra, me quiero perder en cada una de sus lágrimas que son lluvia en el amanecer de la esperanza.
Alguien está triste, algo no funciona, la suerte que jamás tuviste, ahora, te abandona. Algo se rompe, el tiempo no perdona, el viento no responde, y el cielo te cuenta las horas en este horizonte donde nacen la luz y las olas, donde la muerte es el perdón de los hombres tras la condena a la cruz de las horas.
¿Y cuando no esté a quién vas a culpar? De tu falta de fe, de tu vacío existencial, de que no hay nada que hacer salvo ver días pasar, yo me iré, tus penas quedarán. ¿Y cuando no esté a quién vas a culpar? De un mundo tan cruel, de que todo salga mal, de tu mala suerte, de la mala gente, imposible no romper corazones de cristal. Hay corazones de cristal. Ojo que te puedes cortar.
Decir a la luz de la luna es poco más que decir a oscuras, poco más que decir sin luz y en la oscuridad afloran las dudas como flores secas en las dunas de un planeta que fue azul y ahora apenas cuatro estrellas se pelean entre ellas ¡qué yo brillo más que tú! y los grillos siguen con su cantinela mientras el negro firmamento se vuelve más negro aún. Y así va pasando el tiempo, la vida es la espera de algo que no llega bajo un cielo de betún y sigue resplandeciendo la luna mientras lobos y poetas la aúllan rompiendo un silencio que puede ser una tortura, un infierno, una locura, y es a la vez la respuesta a cada una de tus dudas. En el silencio no hay ninguna respuesta, no hay respuesta ninguna, el silencio no tiene existencia, es la distancia quien deja existencias mudas.
Mueren los días y cada día personas, y en cada persona sueños, y en cada sueño, neuronas. Te mata la vida, te matan las drogas, te matará el tiempo que no perdona. Y mueren neuronas en cada borrachera, y a cada cuarto de hora, ¡qué mueran las penas! Mueren los días porque han de volver a nacer, cualquier día de estos resucitaré. Y se muere la vida y me moriré yo también, libertad es lo que quería y sé que la encontraré.
Yo no quiero jugar al juego que juega la gente, no quiero ganar, no quiero perder ni depender de la suerte, no quiero ser débil ni tener que ser fuerte, en el juego de la vida sólo se puede jugar a muerte, a una sola partida, y el tiempo jamás se muestra clemente, antes o después, todo el mundo pierde y en el casino de dios se está jugando siempre. Hagan sus apuestas. Apuesten, apuesten?
Ya estoy muy cansado de ser siempre yo el malo cuando cada lágrima que lloras yo ya la he llorado, yo ya las he llorado todas y aún sigo empapado y es la sal de las lágrimas vertidas la que cicatriza las heridas que lloran el llanto incesante de las lágrimas de sangre y lágrima a lágrima fluye la triste melodía de la vida y a veces uno querría ser aire y aún así, todavía, queda mucho por delante y lágrima a lágrima, así de despacio, el llanto eterno fue formando el océano.
