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El Toubab. El viaje es el camino

Junio de 2013. Por Kike Babas y Kike Turrón

Calado en una visera que le protege del sol, embutido en una chaqueta que le protege del frio y agarrado a una guitarra que le da la vida… El Toubab se presenta en su segundo disco, “Viaje sin retorno”, como viajero eterno y concienciado, como habitante de vagones de tren y paradas de autobús…. Música eclética, canciones a pecho descubierto, rock –música popular cabría decir- de calle y vida.

Hace poco más de un año andabas en la calles de Berlín sin un gil en el bolsillo y una biografía de Woody Gutrie por inspiración…

Le llame 'Sólo por necesidad' a mi primer disco en solitario, porque cantar para mí es una necesidad que va más allá del éxito o el fracaso. Entiendo que la música es compartir no competir. Me interesa cantar y viajar pero sin ningún tipo de presión. Woody Gutrie me ayudó y mucho. Al terminar de leer su libro autobiográfico, investigue un poco sobre dónde era el mejor sitio para tocar en la calle sin problemas, y entre ellos estaban Berlín o Los Angeles. Y no lo pensé dos veces, agarré mi guitarra, una caja de 100 discos y me largué a Berlín por cercanía. Fui conscientemente sin un chavo porque quería comprobar si sería capaz de buscarme la vida y también por saber cómo reaccionaría ante las circunstancias que me fueran sucediendo. Sólo llegar, sentí vértigo y cosquilleo en mí estomago, al oír la chica de la pensión diciéndome: ‘Págame antes de las 20h y no me cuentes tu vida’. Salí a la calle desorientado y con miedo, me puse en Alexander Plaz dónde un pintor callejero me dijo al verme con cara asustado: ‘Tranquilo chaval, esto de que te saques dinero en la calle, sólo es cuestión de tiempo, tú canta y relájate’. Entendí que no debía depender de nadie para hacer realidad mis sueños, que sin camerinos ni prensa ni amplificadores último modelo ni banda all stars, podía ser un altavoz para transeúntes que como yo, buscaban comunicación. Aprendí a sobrevivir a la dura calle del arte oral y cambió mi manera de entender el rocanrol. Desde entonces, no tengo miedo a nada y prefiero tocar en la calle, aunque nieve, que perder el tiempo en locales de ensayo esperando lo que nunca llega o en locales con barman de cara desagradecido. El Rocanrol alimenta el alma y con él, engaño el hambre.

Antes de Berlín, tú ya llevabas lo tuyo vivido en la música… ¿cómo revives esas dos primeras décadas de musiqueo’?

En este oficio lo normal es sentir hambruna, eso ya lo descubrí hace tiempo. Ahora, lo vivo con pocos desengaños. No me arrepiento de nada, al revés estoy muy orgulloso de mi pasado y creo que El Toubab no existiría sin esos 20 años en bandas. Presidents me regaló tres discos y cientos de conciertos, entre ellos, acompañando a Fito&Fitipaldis, Bad Religión, Dover o Offspring. La Voz de los Nadie otro disco, más carretera y concierto con Rosendo o participar en Bajo la Corteza- Homenaje a Leño. Té Verde un gran disco y una actuación en Buenafuente. Cumplí sueños, pero no me gusta mucho mirar hacia atrás con cierta nostalgia, me gusta vivir el presente. Me interesa tener proyecto y sentirme vivo. De hecho desde que empecé mi proyecto en solitario, tenía muy claro, que quería rodearme de amigos que he conocido durante estos años, no quería hacer borrón y cuenta nueva, quería sumar. Piensa que la mayoría de la gente que está en el buque, nos conocemos de hace muchos años y hemos coincidido en mil movidas. Creo que la mejor manera de revivir esas dos décadas es ser fiel a mis colegas de toda la vida.

Hace unos 6 meses tu nueva aventura viajera se llamaba ’Rude Rock Train’… ¿nos detallas un poco por favor?

A la vuelta de Berlín hablé con Juantxo Skalari quien flipó con mi experiencia. A los pocos días estábamos preparando un viaje improvisado por distintas ciudades de Europa con sólo una cosa asegurada, el billete de tren y la intención de ganarse comida y dormir allá donde fuésemos bien acogidos. Las diferentes circunstancias las marcarían la ruta y el destino de nosotros dos, nacía Rude Rock Train. La gira nos llevó por seis países Europeos (Francia, Inglaterra, Bélgica, Dinamarca, Alemania y Suiza). Fueron 7000 Km y más de 30 actuaciones callejeras, en pequeños locales, en trenes y metros de distintas ciudades. Fue una locura de gira porque se mezcló la improvisación con la programación de actuaciones en locales y aunque jugábamos con la improvisación nos regíamos a unos horarios y eso, dificultaba todo. Podíamos llegar en tren después de un viaje de 8 horas a París a las 16h de la tarde, tocar en la calle o en el metro, tocar más tarde en un garito y a las 5 de la mañana subirnos de nuevo al tren destino Londres. Viajar y tocar todo el día en tren, llegar a otra ciudad y otra vez a lo mismo, así durante casi tres semanas. Casi no dormíamos y la alimentación no era regular. Lógicamente nos enfermamos, primero yo y luego Juantxo, pero no suspendimos ni una sola actuación. Recuerdo tocar con Juantxo en estado febril como si no pasará nada. Tenemos miles de anécdotas y sin duda, fue un viaje y una experiencia inolvidable por lo vivido y por la gente tan interesante que conocimos al ofrecernos cobijo.

Ahora este “Viaje sin retorno” que, además de tu experiencia europea, nace también en Senegal, Honduras y México ¿Cuándo y cómo sucedieron esos viajes?

De pequeño no me digas porqué, siempre sentía un cierto interés por África. Un día conocí un Senegalés y me invitó a visitar su país. No lo dudé. Cuando llegué allí me cambió la vida, era como si hubiera nacido allí, sentí algo inexplicable. Su sencillez, su sonrisa, su hospitalidad, su música siempre y a todas horas presente en los hogares. Me voló el cráneo. He visitado Cuba, Honduras, Senegal, Marruecos, Portugal, Francia, Inglaterra, Irlanda, Bélgica, Suiza, Dinamarca, Alemania, Hungría y Finlandia, pero para mí, como Senegal no hay nada, he vuelto 5 veces más. Estoy enamorado de ese país. Siempre digo que uno no elige donde nace pero si puede elegir dónde morir, yo quiero hacerlo allí. Tegucigalpa, la capital de Honduras dicen que es de las ciudades más peligrosas del mundo, allí fuimos invitados con La Voz de los Nadie por la Televisa, la Televisión Nacional para actuar en un pabellón de deportes dónde habría 5000 personas, para una gala benéfica. Sentí miedo. En una discoteca a la que fuimos después del bolo había un guarda armas. Yo no me lo podía creer, a los chavales les hacían dejar las pistolas, rifles y machetes a la entrada pero luego a la salida todos pedos les devolvían las armas. Fue increíble. México es una asignatura pendiente, tenía que ir este año pero finalmente no se dieron las circunstancias. Tengo amigos que han estado por ahí de gira y algunos carnales mexicanos con los que carteo e intercambio música. Siempre me gusta descubrir culturas distintas y siempre ando preguntando. No creo que tarde en visitar esas tierras.

Hay un momento que las canciones, del viaje, pasan al estudio… ¿Cómo fue el traspaso de tus vivencias reales al CD en este disco? ¿Las canciones llegaron rápido? ¿Los músicos las entendieron?

Las canciones de ‘Viaje sin retorno’ llegaban sin darme cuenta. Se iban escribiendo en movimiento en cuadernos durante mis últimos viajes, pero también hay que están inspiradas en anteriores aventuras. Mis musas en este disco son mis vivencias en carretera. Creo que las cosas deben ser naturales y que cuando pasan es por algo. Hice una maqueta en casa de Kandi Álvarez antes de ir al estudio y no hicimos ningún ensayo con los músicos. Fuimos directamente al estudio y le dimos al rec. Quería la frescura del momento, quería huir de súper producciones, sólo quería buenos músicos con actitud de rocanrol que le metieran más feeling que técnica. Todo ello, con la tranquilidad de tener alguien como Kandi Álvarez a la producción y unos amigos muy implicados que me conocen muy de cerca. Kandi es mi Pancho Varona. Yo le llamo Clapton N’Dour. En estos momentos hay varios pilares muy importantes en mi vida musical: Kandi Álvarez (productor artístico), Toni Urbano, Héctor ‘Niño Maravillas’, Santi ‘Nuno’, Silvio Álvarez (colegas músicos), Sandro Molina (ingeniero de sonido), Carlos Undergroove (diseñador y fotografía), Joni D. (Kasba Music), Rafa Caballero (Nómadas en acción) y mi hermano Dídac Blanc y Marc Cartró (algo en común).

¿Cuándo por el mundo te preguntan qué tipo de música haces, qué respondes?

La música que nace de mi corazón. Consciente, que sólo si yo me entrego a mi canto y alguien presta atención puede ser que surja la magia de una buena conexión. De otra manera es imposible. Khalil Gibran decía: ‘El secreto de un canto está entre la vibración de la voz del cantante y el latir del corazón de quien lo escucha’.

Cuéntanos sobre tu relación con los colaboradores Javi Chispes, Tony Urbano, y Jordi Mena

Recuerdo cuando conocí a Toni. Hace 18 años, entro en nuestro camerino y dijo: ‘Me ha gustado la actuación y os quería felicitar’. Yo me quedé sin voz. El tipo del poster de mi habitación estaba frente a mí, y decía que le gustaba la banda. No me lo podía creer. Me costó mucho sacarle la etiqueta a Toni de Leño y ponerle la de mi amigo. Luego he tenido la suerte de conocer a Ramiro y Rosendo y se entiende el porqué la gente les quiere tanto. No solo en lo musical eran buenos, es que son muy buena gente. Son todo corazón. En ese sentido me siento muy privilegiado. Para mi Toni es el Padrino, un hermano mayor al que escuchar. Nos queremos muchísimo. En todos los grupos siempre ha estado muy implicado. Desde la producción hasta grabar un bajo. Hemos tocado juntos, hemos viajando por todo el país en furgoneta, hemos volado a Senegal y Honduras, hemos pisado los Conciertos de Radio3, y hemos compartido mil noches sin dormir como la inolvidable en Bajo la Corteza. En fin, toda mi carrera la he vivido con él. Toni, me presentó a Jordi Mena en la época de Jarabe de Palo. Jordi, también es de los grandes, es alguien muy cercano, muy majete. Cuando pensé en grabar 'Contraley', me vino Jordi a la cabeza pero estaban con Bunbury de gira por México y pensé que no podría. Sólo quería a él o a nadie. Tenía que invitar un guitarrista en ese tema, que entendiera algo más que de música. Alguien que se pusiera en la piel de su autor, José Cruz Camargo. Vino al estudio en un paréntesis de la enorme gira del Licenciado Cantinas y lo hizo espectacular. Javi Chispes, lo conocí en su pueblo, Villena, donde he ido varias veces a tocar. La primera vez, mi hermano se lió de amaneceres con su hermano Txispín y desde entonces, hay muy buen rollo con todos los Maniática y la Banda Jachis. Javi Chispes siempre le he tenido como referente. Crecí escuchando Vitaminas @. Le invité porqué creo que se les tiene un poco olvidados y para mi Maniática fueron de las bandas que me marcaron en mi adolescencia como también lo fueron, entre otros, Esturión.

Versioneas el “A contraley” de Real de Catorce…

Soy muy melómano, siempre estoy hablando de música, leyendo e investigando. Desde muy pequeñito me ha gustado intercambiar discos y que me recomienden bandas. Siempre que viajo intento conocer grupos del país, y suelo volver siempre con algún disco bajo el brazo. Un día hablando con un amigo mexicano que es músico, me recomendó escuchar esta rola de Real de Catorce, la canción me llego al corazón. Es un temazo, así que me puse a investigar sobre la banda y me cautivo el talento como letrista y compositor de su líder José Cruz Camargo, pero sobre todo, me marco su enfermedad, algo tan grave como una esclerosis múltiple, y aun así sus ganas de vivir, de no dejar la música. Me pareció una lección de vida y a mi manera, quería hacerle un pequeño homenaje, así que decidí versionar la canción y grabarla. Me emocioné mucho en el estudio al interpretarla, es la única vez que me cayó una lágrima al grabar la voz en el estudio.

Dices en una reciente nota que ahora te retiras 3 meses cual lobo solitario…

Lo normal después de sacar mi disco ‘Viaje sin retorno’, sería hacer promoción y una gira. Pero no me apetece. Ofrecí presentaciones en Madrid, Barcelona, Villena, Tarragona y Reus, y fue genial. En mi ciudad, di un concierto muy especial en el Teatro Bartrina con invitados y fue un éxito. Pero ahora he decido romper con todo e irme a Canadá tres meses solo. Me voy a llevar una guitarra y una maleta de mano llena de copias mi nuevo disco 'Viaje sin retorno'. Quiero recorrer el país desde Montreal a Calgary pasando por Toronto. Llevaré una libreta y escribiré un diario. Deseo seguir aprendiendo al andar y seguir escribiendo páginas de un libro todavía inacabado. Para escribir hay que vivir y me dejo llevar escuchando a mi corazón. Él me dijo: Vete. Mi discográfica Kasba Music y mi oficina de management Nómadas en Acción, me entienden, porque por encima de todo hay amistad y saben que para mí es una necesidad. Ellos y todo mi equipo saben que para mí es algo vital, y que 'Para echarse atrás es demasiado tarde'.

Enlace a este contenido: https://www.manerasdevivir.com/entrevistas/2013/el-toubab

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