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Entrevista a Rubén Pozo. Me ha enseñado tanto Keith Richards como Rosendo Mercado

Septiembre de 2015. Por África Egido

Tres años después de su debut en solitario, "Lo Que Más", Rubén Pozo ha lanzado su segundo álbum, "En Marcha", un disco que -tal vez sin pretenderlo- parece aludir a una trayectoria musical que jamás se ha detenido. Tras ocho años en Buenas Noches Rose y una década en Pereza, el músico saca pecho en una etapa en la que él es la única pieza de un puzzle musical a base de canciones que beben tanto de la música anglosajona abanderada por los Stones como del espíritu de Rosendo Mercado, aunque nadie encontrará en este disco más sonido que el suyo, el de Rubén Pozo.

Pese a su timidez, Rubén siempre está dispuesto a charlar sobre canciones. Las suyas o las de otros. Tal vez por eso, en este rato de conversación, nos visitaron Cohen, Richards, Rosendo, Petty, Bono, Angus, Lennon, Malla, Bowie, Iniesta, Burning, Veneno y hasta Martirio. Juntos buscamos la perspectiva adecuada para descubrir por qué este humilde "cancionista", como prefiere que le llamen, está de nuevo en marcha.

Acabas de cerrar la primera parte de la gira de presentación del disco. ¿Qué sensaciones tienes después de estos primeros conciertos?

Nos lo hemos pasado muy bien. Hemos hecho una gira de presentación de trece conciertos en varias ciudades españolas y estamos muy contentos con la respuesta de la gente. Además, como banda, estamos sonando como un trueno, siento que estamos en un momento de directo muy bueno y se han creado noches mágicas en esta gira.

¿Se nota el rodaje de la gira anterior?

Sí, estamos ya totalmente asentados. En el disco anterior éramos cinco, yo tocaba bastante la guitarra acústica y me colgaba menos la eléctrica, pero ahora en esta gira hemos ido cuatro músicos y me pasé de la acústica a la eléctrica. Ha sido todo más electrificado y he interpretado las canciones más a las bravas.

¿Más las bravas? ¿Lo haces para contrarrestar el efecto Nigel Walker del disco? Porque has pasado de un disco muy crudo, "Lo Que Más", a un segundo disco bajo la batuta de un productor que es especialmente limpio en la producción.

Bueno (risas), el disco me gusta así, tiene un sonido más depurado, pero para llevarlo al directo necesito varios músicos para reproducir todo lo que suena en el disco. Considero que el directo es una reinterpretación del sonido del disco, y con cuatro músicos nos quedaba con un empaque más roquero, un poco más durito, si lo puedo decir así.

Hablemos entonces de rock. Este disco incluye el rock and roll 'Tonto de tanto rock and roll', pero tú acostumbras a decir que no militas en ningún estilo. ¿Por qué parece que algunos músicos os veis continuamente cuestionados sobre vuestro estilo y a menudo tenéis que explicar si hacéis o no rock?

Para mí el rock no es una cuestión de distorsión en el amplificador de guitarra, es una cuestión de actitud, de compromiso. No sé muy bien cuál es la definición de rock, la definición de pop... sólo sé que mi área son las canciones. Pero me gusta que me digan "rock and roll", que pase un chaval a mi lado por la calle, me reconozca y me diga: "¡Rubén, rock and roll!". Me encanta que suceda eso. Pero yo, por dentro, pienso que hago canciones. Desde hace mucho tiempo ya me dan igual los estilos. Quiero que una canción me emocione, y es lo que también pretendo con las mías. Ponerle un nombre, saber cuál es su estilo viene después. Lo primero para mí es que comunique, que me haya servido como vehículo para expresar lo que haya querido expresar lo mejor posible.

En cuanto al rock and roll, humildemente, creo que he tenido facilidad para hacerlo, no digo facilidad para que me salgan doce canciones de rock en un disco, pero siempre se me cuela alguno, porque es un formato que me permite decir cosas jodidas con humor. Ni me disgusta ni me gusta especialmente que me llamen de algún estilo.

Que te llamen como quieran, pero que te llamen, ¿no?

Claro, llámame Ru si quieres (risas). Vengo de una época en la que daba igual el estilo. Mi círculo de amigos de toda la vida, el de los locos por la música como yo, hemos sido omnívoros en nuestra dieta musical, hemos escuchado de todo. Se trata de la búsqueda de la canción emocionante, y creo que es bueno tener amplitud de miras.

Pero es habitual en la adolescencia eso de querer formar parte de un estilo, "pertenecer" a una tendencia, a una corriente cultural.

Sí, encajonarse en un estilo y no escuchar más que eso es una práctica de cuando eres más pequeño, más teenager, con 14 años, cuando estás buscando tu identidad a través de un estilo musical que tiene ciertas coordenadas, cierta liturgia y sobre todo que ese estilo musical no le gusta a cierta gente que a ti tampoco te gusta. Eso de alguna manera te forja la personalidad, pero si realmente tienes una locura profunda y diagnosticada por la música, pasan los años y llega un momento en que lo que buscas es la emoción, sea como sea, y te encuentras dándole al Play a una playlist de Bach para saber qué hay dentro de esa música y por qué dicen que éste es uno de los músicos más importantes de la historia de la música. Lo que a mí me gustan son las canciones, el formato de tres minutos y medio donde me cuenten una historia, y que esté todo en su sitio. Yo me enamoro de la canción.

Cuando hablamos hace meses decías que aún no habías tenido tiempo de observar muchos detalles del disco porque estabas aún demasiado "dentro de él". ¿Necesitas tomar distancia para hablar de tu trabajo?

A la hora de hacer el disco y pelear el lanzamiento, estás tan cerca de ello que no lo ves con perspectiva, y el tiempo va colocando cosas en su sitio, te va alejando y te permite mirar a tu propio disco con un poco de perspectiva.

¿Y has llegado a alguna conclusión?

La conclusión a la que he llegado es que no me gustan los lanzamientos (risas). Tengo una forma de ser y una personalidad que no va con el momento del lanzamiento. Me gusta la emoción de sacar un disco, se te revoluciona todo por dentro, es un momento de batalla, de defender lo tuyo, pero a mí me gusta más cuando todo eso ha pasado y empieza a acercarse la gente al disco con cuentagotas y de maneras que no estaban planeadas, que alguien le pone una canción tuya a alguien y de repente ocurre esa magia que no depende de que estés sacando disco y concentras toda la promo en una semana con reseñas, yendo de acá para allá... Me gusta cuando las canciones se han escapado, han pasado unos meses y de pronto parece que te encuentras el disco sin querer.

Entiendo que estás más cómodo cuando te alejas de los procesos inherentes a la industria de la música.

Sí, sí. Por mi forma de ser, por mi interior, el lanzamiento es un mal trago necesario porque tengo que sacar el disco. Pero cuando estoy cómodo es cuando ya ha pasado un tiempecito, cuando estoy en la carretera, el disco está más asentado y ha habido más tiempo para escucharlo. Al principio siento que no es más que una guerra del músico contra prejuicios, y observo una cosa innata que hay en el humano que es luchar contra el propio ser humano. En esto del arte, por ejemplo, noto que al principio la humanidad lucha contra la propia humanidad cuando lo que estás haciendo es dar canciones para ver si alguna de ellas hace a alguien una vida más agradable.

¿Por eso en tus primeras entrevistas augurabas que te iban a criticar por usar "slang" o palabras muy de la calle que no recoge la RAE?

Sí, y también porque soy muy bocazas. Yo hago canciones y trato de hacer mi trabajo, y lo defiendo en las entrevistas lo mejor que puedo, pero se me da mejor hacer canciones o estar encima de un escenario que hablar de mis canciones o vender mi propuesta sin una guitarra en los brazos y sin poder tocar la canción. Eso se me da peor, pero estamos trabajando en ello (risas) y lo hago lo mejor que sé. Pero, mira, en este momento, hacer esta entrevista contigo para mí es más fácil que cuando hicimos otra hace tres meses.

Tal vez hace meses sentías la presión de "vender tu propuesta" y ahora no. No me entiendas mal con la palabra "vender".

Sí, lo entiendo, vender la moto, vaya.

En aquella ocasión te justificabas por cantar un "ola ke ase" en una canción de desamor ('Me quieres destrozar'). ¿Por qué justificar tu estilo? No imagino a Robe Iniesta aclarando por qué emplea las palabras más poéticas y las más agresivas y callejeras en una misma frase.

Sí, es verdad. No soy Robe Iniesta, claro, pero también tengo mi estilo al escribir e igual tengo que dejar de decir esas cosas. Pero te juro que me han dicho mucho lo del "ola ke ase". Es lo que hay. Quiero seguir haciendo canciones y ya está. Todo se resume en que si te llegan mis canciones, yo estoy encantado de cantar para tu vida, y si no te llegan, yo encantado de estar ahí, pero que cada uno sigamos nuestro camino. Supongo que hacer algo tan personal supone ir por un camino menos asfaltado y se va un poco más lento. Creo que hay corrientes generales en cada época, y si no haces algo que esté en la corriente general de esa determinada época, todo es más difícil.

Este estilo personal que dices navega por aguas distintas a las de tus épocas anteriores. Con Buenas Noches Rose (BNR) viviste una especie de reinado en el underground y con Pereza te acercaste al mundo de la "rock star" abierta al gran público. Ahora parece que Rubén Pozo se mueve en otro circuito, se acercan a ti otros medios, y ni Nigel Walker te convierte en carne de radiofórmula. ¿Qué tal la adaptación a navegar por estos mares?

Ahora mi granito de arena al proyecto es más grande porque es mi carrera en solitario. Antes yo era una pieza que junto con otras piezas hacía una banda. No noto que tenga que forzar nada o adaptarme ahora a cosas distintas. Hago las cosas de forma muy natural, desde dentro de mí, no noto que esté forzando nada, ni que intente meter un enchufe de dos en uno de tres clavijas. Me parece todo natural y, claro, las entrevistas que hago no son iguales ahora que cuando estábamos en BNR o en Pereza, pero es que tampoco soy la misma persona. O sí lo soy, pero con unos años más.

Has explicado que con Nigel Walker buscabas ese contrapunto a tu crudeza del primer disco, y parece que lo has conseguido sin renunciar a tu sonido. ¿Es tan importante la figura del productor o está, como dicen muchos, sobrevalorada?

Para mí la labor del productor es tratar de trasladar a la galleta del CD o al mp3 las canciones que suenan en directo, en el local o tocadas a piano y voz. Lograr que suene con la emoción que tiene una banda sonando junta. También creo que una buena canción nace ya producida, porque parte de la producción la marca la propia composición y a veces un productor sólo tiene que poner la ramita de perejil encima del plato, pero igual la ramita de perejil es súper importante aunque sólo parezca un adorno. Es la puntilla, y a veces la puntilla es crucial para que aquello sea una canción redonda. Vuelvo a hablar de lo que ocurre cuando estás demasiado cerca de tu propio proyecto: cuando hay un árbol muy grande o una montaña muy grande, si estás al lado de ella no puedes verla en perspectiva y tienes que alejarte. A veces estás tan implicado que no ves cosas que para otro son fáciles de ver, y está bien contar con alguien que esté en el mismo barco que tú, en tu equipo, que no esté tan implicado emocionalmente con el trabajo y que te ayude a ver cosas que a lo mejor no ves por pura cercanía, que no lo ves por tenerlo tan cerca.

En el disco anterior desnudaste musicalmente mucho las canciones, y en éste has desnudado el libreto. ¿Por qué no incluyes las letras de las canciones?

Lo de no meter las letras no voy a volver a hacerlo, porque he visto que, quizá por mi dicción, hay gente que no ha entendido palabras y me fastidia, porque cada palabra que he puesto está ahí por algo, me he tomado tiempo para elegir esa y no otra. He visto gente que me pone frases en internet y, de repente, una palabra que para mí es clave la habían cambiado.

No poner las letras en el libreto es algo que he querido hacer desde siempre, incluso desde que estábamos en BNR, que ya lo proponía. Me decían: "¿Por qué no? ¡Pero si son guapísimas!". Y yo decía: "Ya, pero van con una música". John Lennon decía que él escribía poesía, pero poesía que se tenían que oír con música. Sin música no eran poesía. Y yo lo entiendo así. Me gustaba que ACDC no pusiera nunca las letras de las canciones, me gusta que en general los Rolling no las pongan y quise hacer eso. Pero... nunca más. Al menos me he quitado la espinita de tener un disco donde no puse las letras, pero una y no más, Santo Tomás. Voy a poner las letras siempre (risas).

Pensé que lo hacías para que no te preguntasen por el contenido de los temas, porque te veo incómodo cuando alguien quiere profundizar en el significado de las canciones o en sus protagonistas, ¿me equivoco?

Es verdad, pero porque creo que las estropeo cuando las explico. Precisamente hago una canción porque hay algo que no sé explicar muy bien y en una canción sí me sale explicarlo. Trato de explicarlo en forma de canción. Tampoco hago el Código Da Vinci en canciones, no hay cosas tan difíciles de entender. Pero, por personalidad, a unos les puede entrar la canción de manera natural, como agua, por afinidades, y otros tienen que hacer el esfuerzo.

También es interesante escuchar los distintos significados que puede tener una única canción según las experiencias o el momento emocional de quien la escuche.

Creo que esa es la magia de las canciones y no hay que romperla explicando el truco. El mago sale y se queda con el público con una baraja de cartas. Está claro que la magia no existe, es todo un truco, pero el público no quiere saber el truco, quiere quedarse boquiabierto con el conejo saliendo de la chistera. Eso son las canciones. Si una canción te dice una cosa, aunque no fuera la intención del autor, ¿quién es el autor para cambiar a un oyente el sentido de una canción? Creo que eso es lo bonito de esto.

Dices que el amor es lo que siempre te ha movido artísticamente, pero en este álbum no te ciñes al amor "romántico" o al amor de pareja, sino que dejas espacio para otras facetas como el amor a la música ('Por eso se hace') o la amistad ('Entre tú y yo').

Sí, es verdad que no se ciñe a una chica todo el rato. Me gusta esa pregunta, no me lo había planteado. No es un disco de amor chico-chica, amor o desamor, porque suelo tener las dos vertientes: o estar a tope de power en una relación con alguien o estar a tope de full (risas). Pero es verdad que esa temática no es la que abunda en "En Marcha", y hay declaraciones de amor a amigos, a la música...

'Chatarrero', el tercer corte del disco, es un folk rock un tanto teatral con un sonido muy distinto a lo que nos tienes acostumbrados. ¿Es la canción en la que más te has saltado esa dieta musical de la que hablabas antes? Parece que te has divertido componiéndola, produciéndola y tocándola.

Es de mis canciones preferidas del disco. Me pega tanto la letra con lo que está contando la música y viceversa, que me rindo a la evidencia. Si esa canción tuviera otro estilo musical se habría estropeado. No sé decirte qué es, si es rollo gitano de los Balcanes, si es ska, si es reggae acelerado, no tengo ni idea, me suena a chatarrero y era la intención. Vuelvo a lo que hablábamos antes: no me importa el estilo, me importa comunicar, y 'Chatarrero' comunica mejor si suena un poco a chatarra.

En este álbum has rescatado 'Entre tú y yo', un tema que llevaba diez años compuesto. ¿Rescatas a menudo canciones que descartaste en el pasado?

Sí. De eso también habla un poco 'Chatarrero', de coger un tablón que tiraste hace siete años y que no sabías qué hacer con él, pero que lo sacas del trastero y siete años después te haces una caseta para el perro junto con un contrachapado que te has encontrado hace dos días y el cajón de madera de hace cinco años. Hay canciones que necesitan macerar, madurar o curarse con el tiempo, y yo igual necesito tomar esa perspectiva de la que estamos hablando mucho en esta charla. A veces, quizá por todo el trabajo que le has echado a una canción, llega un momento en que te cansas de ella, de la cantidad de horas que le has dedicado, así que la abandonas, te olvidas de ella realmente, de que existe, pero te topas con ella de nuevo porque suena buscando en antiguas maquetas, y de repente la escuchas con limpieza y tiene una segunda oportunidad. Hay algunas que tienen hasta terceras y cuartas oportunidades. Sé que siempre hablo de otros artistas que son muy grandes, y no lo hago comparándome, pero es que esto le ocurre a muchos. Leonard Cohen dice que a veces escribe cosas que le sirven cuatro años después. También leí una anécdota de Borges, en la que contaba que una chica joven le dijo que no le había gustado un libro que había sacado, y él le respondió que ese libro no lo había escrito para ella en ese momento, sino que lo había escrito para ella dentro de siete años.

Y veo que a veces a ti te pasa lo mismo que a Borges o a Cohen...

A mí me pasa eso con muchas cosas (risas).

Otra novedad en este trabajo es que, por primera vez, incluyes un tema ('Disco Stu') con alusiones a la actual situación socio-política. Eso sí, fiel a tu estilo: eliges algo tan cotidiano como un personaje de los Simpsons, teorías conspiratorias y un tema con mucho flow. ¿Era inevitable hacer una canción sobre la realidad que estamos viviendo?

Toda mi vida he sido apolítico, pero no me gustan las injusticias. Cuando las injusticias están cubiertas y está todo bien, que cada uno se las apañe y lo haga lo mejor que pueda, sin meter codazos al de al lado y sin que nadie te meta un codazo a ti. Pero creo que esta crisis nos ha hecho tomar conciencia a todos de qué es la política y qué es lo que está pasando a nuestro alrededor en este sentido, en lo social y en lo político. En 'Disco Stu' hay básicamente teorías de la conspiración y luego la realidad de lo que está pasando, como empieza la canción: "El truco es curioso, aquello que estabas viviendo no era la realidad y los planos se van moviendo". Todos hemos estado un tiempo pensando que todo era real, que era de una manera, y hemos empezado a ver que había muchos engaños en la forma de organizar políticamente el país o de tomar ciertas decisiones. Trata de ser feliz, porque no sabes en qué momento te vas a dar cuenta de que tu realidad es una mentira.

Entonces el personaje de los Simpsons es sólo una excusa para hablar de otras cosas.

Aunque Disco Stu sea un personaje de los Simpsons, de lo último que habla esta canción es de los Simpsons. Creo que estaba escribiendo la canción con la tele sin volumen, y justo había un capítulo en el que salía Disco Stu, que es lo menos importante de la canción. Es un personaje desfasado, de los setenta, su opinión y su vida no importan nada, es un personaje que aparece simplemente y da buena onda. No sé si traté de que Disco Stu fuera el estado de bienestar, que no se entera muy bien de qué va la película y que si él está bailando por la noche sin darse cuenta de lo que está pasando a su alrededor, tampoco vamos a despertarle. Que siga bailando.

En 'Pa alante' rindes un pequeño homenaje a Rosendo Mercado y Keith Richards, dos de tus grandes influencias musicales que, sin embargo, no son fácilmente detectables en el sonido de Rubén Pozo. Parece que, en algún momento, todo músico acaba haciendo un guiño a sus referentes artísticos.

Sí, sí, no me suelo echar flores, pero si tuviera que echarme una, sólo diría que no sueno a lo que me gusta. Creo que no se notan mis referencias. No me gusta algo y lo copio. Generalmente, cuando se piensa en mí como artista, se sabe que me gustan mucho los Rolling, me gusta mucho Tequila... pero sobre todo grupos anglosajones. Sí, a mí me ha enseñado a tocar la guitarra Keith Richards, pero me ha enseñado tanto Richards como Rosendo Mercado. Cuando de chavales bajábamos al parque con la litrona y las guitarras españolas, se tocaban más temas de Rosendo y de Leño que de los Rolling. Esa es la realidad. Y más canciones de Burning que de los Stones. De alguna manera, los chavales que estábamos locos por la guitarra, nos sacábamos los punteos de Rosendo. Y aún me acuerdo de varios. Me sé punteos de Leño, de Rosendo, nota por nota. Él ha sido muy importante para mí, y creo que además fue el primer artista del que me emocionó una letra. Porque yo escuchaba música en inglés y me emocionaba la música, la sensación que me producía la música. Cuando me pusieron a Rosendo, al principio me sonaba peor, pero hay una parte que se fue por otro lado que no era la música, sino lo que me comunicaba. Recuerdo que la primera frase fue aquello de "quiero que sueñes conmigo" [de la canción 'Entonces Duerme']. Rosendo tenía esa voz tan arrastrada, todo era tan callejero... Parece que tenía que ser todo tan macarrufo y, de repente, no sé muy bien de qué habla esa canción, pero a mí con 15 años me encajaba con la chica que me gustaba y no me hacía ni caso. Y me sorprendió que fuera algo que no me pegaba que tuviera que venir de un tío tan macarrufo y de la calle. Vivan los Rolling Stones, pero yo no sería lo que soy si a esos Rolling Stones no les añado a Rosendo Mercado, o a Coque Malla o Los Ronaldos.

Hablando de más referencias, hablemos de David Bowie, porque te has atrevido con una versión de 'Starman' ('Starman 2.0'). Es arriesgado versionar un tema tan conocido. Creo que antes de escucharla, muchos pensamos: "¡Que no me la estropee!".

Eso es lo que ha pensado todo el mundo, y creo que, modestia aparte, he salido ileso. ¡Y molando! (Risas). He hecho mi interpretación libre del 'Starman' y era arriesgado, pero ha funcionado. No es el 'Starman', claro, pero la gente dice que la vuelta que le he dado le encaja, que no le chirría nada. De todas formas, por si acaso, la pusimos la última, para que fuera como la gracieta final. Creo que he hecho un tirabuzón con triple salto mortal y caí de pie, pero no es conveniente abusar de esos experimentos.

Arriesgar y que salga bien es mucho más gratificante que si no hay riesgo, ¿no crees?

Sí, hombre, en la vida hay que arriesgarse, porque si no, nada tiene aliciente y es un rollo. A veces hay que jugársela, hay que ser valiente, y si te equivocas, a empezar de cero. Lo importante es que lleves o no lleves anillos, que no se te caigan.

Creo que antes de grabar este disco tenías ya material para hacer un disco doble. ¿Sigues en esta especie de borrachera creativa? ¿Tienes temas nuevos?

Siempre he tenido miedo a que no me saliera ninguna canción más. Cuando termino una canción mi miedo es: ¿volveré a hacer otra canción que me crea tanto? Y la realidad es que me siguen saliendo canciones. Ya es como una cosa natural: te crece el pelo, hay que cortárselo; salen canciones, hay que pulirlas, hay que grabarlas, hay que luchar por ellas. Tengo ya tres o cuatro canciones nuevas, y a dos de ellas sólo les falta la puntilla. En los huecos que tengo voy componiendo y cuando llego de viaje a casa, llego con la vidilla de saber que voy a estar al día siguiente ahí con la guitarra liado con una canción nueva que me está dando quebraderos de cabeza, y me hace mucha ilusión. Tengo ganas de trabajar y canciones que están saliendo, que me están tirando de los pelos y me piden que me ponga con ellas.

Como están en proceso, no te voy a pedir que me describas el sonido de los temas nuevos, pero ¿puedes contar, por ejemplo, si hay continuidad con respecto a este disco?

Me están saliendo cosas que creo que es música que entra muy bien para escuchar en el coche, en carretera.

¿Pero en una carretera como la A2 que une Madrid y Barcelona o la americana Route 66?

Pues sería una mezcla de las dos. Sería como lo de Rolling Stones y Rosendo en la Minipimer (risas). Iría por la Ruta 66, pero se coge una salida hacia la A2 y se desemboca en la 61, la Sixty One, y luego desemboca en la M-111, que es la que cojo yo para venir a mi casa. Es un poco así, voy entrando y saliendo de territorio mítico, territorio nacional...

Sigamos en la carretera. Ya estás preparándote para viajar a Latinoamérica en esta gira, al menos a Argentina, país al que dedicas en este disco una canción: 'El sueño del pibe'.

Estamos preparando una fecha para poder ir a Argentina, probablemente a final de año. Ahora también haremos conciertos por ciudades en las que ya he estado y por nuevas. Esos son mis planes más inmediatos: preparar el viaje a Argentina, preparar nuevo videoclip y una nueva tanda de conciertos con banda en octubre y noviembre.

¿Harás conciertos sin banda como en la gira del disco anterior?

Sí, estoy apostando más por hacerlos con banda, pero tengo alguno que voy yo solo. Aún no lo he hecho con este disco, pero tengo ganas, porque me gusta mucho ese formato. Cuando es una noche de las buenas, cuando estás tocando solo, el público está receptivo y tú estás enchufado, se crea un feedback muy especial, son noches increíbles en las que te reconcilias con el mundo no sólo de la música, sino con el mundo en general.

Claro, por eso luego vuelves a casa con esas ganas de las que hablabas de componer un disco entero...

Sí, los subidones musicales provocan ganas de componer. Un buen concierto de otra gente también. Tienes ganas de ir a casa, tocar la guitarra y hacer canciones.

"Lo Que Más" fue tu primer disco en solitario, aunque con otras bandas acumulas más de una docena de álbumes publicados. Muchos artistas son duros durante un tiempo cuando valoran sus primeros trabajos. ¿Te ocurre con tu anterior disco? ¿Cómo valoras ahora, tres años después, tu debut en solitario?

"Lo Que Más", me gusta mucho como está. Es verdad que con los primeros discos se tienen problemas por un ansia de mejorar. Sueles creer que con el primer disco pagas la novatada. Luego con los años y con perspectiva ves que esos fallos "por novato" en el fondo son maravillosos. Lo que le dan el encanto a un primer disco. Supongo que es más fácil perdonar esas cosas para alguien que no lo ha hecho. Por ejemplo, Extremoduro regrabaron sus primeros discos. Yo entiendo a Robe cuando dice que suenan mal, pero cuando yo era teenager y escuchaba los primeros discos de Extremoduro, ese "mal" sonido hacía que me gustara más. A mi primo le gustaban Backstreet Boys, y cuando ponía Extremoduro, su sonido hacía que él lo odiase, pero hacía que a mí me gustase más. A mí Backstreet boys no me sonaba a alguien rajándose el pecho y sacando las tripas y la casquería de dentro. Me sonaba a un plan de compañía. Volviendo a lo de los primeros discos, es verdad que al principio se huye del primer disco, pero pasan los años y observo que muchos artistas tratan de volver al primer disco. Lo veo en Tom Petty y lo veo en U2, que estuvieron huyendo de "Boy" toda su carrera y, al final, cuando empiezan a tener problemas de identidad tras tanto tiempo, vuelven a esos orígenes, cuando eso salía, cuando no lo pensabas tanto y era la fuerza del querer hacerlo y la pasión del no tener el culo tan pelado lo que te hacía hacer las cosas de una manera más instintiva, cuando todas las carencias de profesionalidad que tenías se suplían con pasión.

Hemos hablado de tu presente y tu pasado, y fíjate, apenas hemos hablado de Pereza. Parece que cada vez la prensa te pregunta menos por Leiva y por esa etapa de tu trayectoria. ¿Te alegra?

Creo que es normal y justificado que me pregunten por Pereza o por Leiva. Entiendo más que me pregunten por eso que por BNR. Hay un morbillo que entiendo. No tengo ningún problema. La verdad es que pienso en mi pasado como músico, y veo que tengo un pasado por el que mucha gente pagaría. Estoy muy orgulloso de los pasos que he ido dando en mi vida, en mi andadura profesional, porque yo hago las canciones por pura pasión. Estoy loco y nunca tuve plan B. Me metí en esto de la música, de las canciones, los conciertos, los discos, la guitarra, cantar... porque me ha vuelto loco la música y no sé qué haría si no me hubiera salido.

Malas decisiones no pareces haber tomado. Hace poco lo dejabas muy claro cuando decías: "tengo un ramalazo friki pero no soy gilipollas".

Sí. Hay un disco de Kiko Veneno que me encanta, que se llama "Dice la gente". Ahí, en 'Totupan', dice: "yo quiero ser tonto y comerme to' tu pan" (risas). Pues eso, mientras me coma to' tu pan, llámame tonto todas las veces que quieras.

A mí me gusta vivir con un punto de delirio. Cuando eso sucede es que está bien. Se lo leí en una entrevista a Martirio, que decía que para vivir la vida con salud y alegría hay que tener un punto de delirio. No de locura, de esa que no te deja vivir en sociedad, pero sí un punto de delirio. Luego está la razón, que también hace falta. El freno de mano siempre hay que tenerlo ahí y que funcione para frenar de verdad con las cuatro ruedas. Pero tener ese punto de delirio te hace tener una vida más sana y, sobre todo, más divertida.

Por África Egido

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