Allá por 2005 fue la primera vez que fui a Italia. Un viaje bastante agridulce del que solo me traje un par de cosas buenas. Una de ellas, un nombre: Persiana Jones. Un grupo humilde de Torino, hacen SkaCore, llevan desde 1988 haciendo música libre e independiente (con todo lo que ello implica). Tras seis años siguiendo al grupo decidí que ya era hora de verles en directo. Hicimos un par de intentonas de traerles por aquí, pero aún no era el momento. Y entonces ocurrió; tenían un par de fechas en agosto, y yo unos días libres para viajar. Además, el día anterior en el mismo sitio, estaría Tonino Carotone… “¡Tira!”

El concierto era en Milán, en Sesto San Giovanni. Es una ciudad de fábricas, que sufrió una dura desindustralización, fábricas cerradas, paro, exclusión social… nada que viviendo en Ezkerraldea (margen izquierda del Nervión) no hayamos visto. Dentro del plan de reconversión, se hizo una apuesta fuerte por la cultura, y allí nació la Carroponte. Una antigua terminal ferroviaria con una gran grúa que servía para dar la vuelta a los trenes. Todo ello reconvertido en un recito que organiza conciertos y teatros durante todo el verano. La estructura hace una cúpula enorme presidida por un gran escenario. Imaginaos, una campa enorme, una pizzería, cocina, comedor, mesas para estar tranquilamente, ¡y hasta hamacas! El recinto soñado para cualquier festival.

El 5 de agosto llegamos a Milán, un poco de turisteo y directos al recinto, este día teníamos el concierto de Tonino Carotone. Los nervios iban llegando, hoy no jugábamos en casa. Lo primero que nos dio la bienvenida al recinto fue una bandera del movimiento contra el TAV de Italia y automáticamente dejé de sentirme un bicho raro. Llovía bastante, y el concierto se trasladó al Spazio Mille, un pequeño teatro multiusos que está al lado. El público muy variado, abuelos, padres con niños, punkis… La pequeña sala se iba llenando, apretados, con mucho calor y poca luz para las fotos, empezábamos bien.

La banda de Tonino Carotone saltó al escenario. Tonino llevaba su característico puro que duró hasta la mitad del concierto. Empezaron suave, y poco a poco se metieron a todo el público en el bolsillo. Los temas se iban sucediendo, alguna gente se animaba a bailar, y apenas quedaba nadie sentado a partir de la quinta canción. Yo a lo mío, haciendo fotos… hasta que pasó; llegó el tema Insumisión y poco después el de Carcelero, de su época en Cojón Prieto. Y allá en medio de toda la gente se vieron dos cabezas saltando y gritando, quedó patente de dónde éramos. El concierto acabó con Me cago en el amor, y la gente enloqueció de melancolía.

Y por fin llegó el día 6. Es complicado explicar el cóctel de sensaciones que tenía en el cuerpo: Persiana Jones, seis años esperando el momento. Llegamos durante la prueba de sonido, y según acabaron les fuimos a saludar. Hablamos poco con Silvio y Beppe, nos conocíamos, pero por fin nos pusimos cara y trataron de explicarme que para ellos era increíble que alguien fuese desde Euskadi a verles. Y vaya si cuesta explicar en italiano que esto son nuestras “Maneras de Vivir”, y que si no lo hacemos reventamos.

Una ligera lluvia caía sobre la gente, pero esto estaba en marcha. Los técnicos probaban el cañón de humo mientras Bob Marini enchufaba la guitarra. Empezó el concierto, entre el público unas doscientas personas, menos gente de la que me esperaba, pero lo dieron todo desde el primer al último tema. La gente bailaba, No, Holidays in the Supermarket, Correndo Solo (mi favorita)... Mientras cantaba, Silvio dinamizaba el pogo, saltando, moviéndolo de un lado al otro. El máximo se alcanzó cuando tocaron Tremarella, que allá es todo un himno y hasta yo acabé “pegándome” dentro del pogo. Llegando al final del concierto nos dedicaron Puerto Hurraco y agradeciendo mi presencia me dedicaron el concierto. Decir que me puso los pelos de punta es poco… hice algo que debí haber hecho antes, guardé la cámara y me dediqué a disfrutar.

Y esto no acaba aquí, hay que traerles a Euskadi como sea… ¡Persianismo o muerte!