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Festival Gazpatxo Rock. 23 de febrero de 2013 en Ayora (Valencia)

Texto por Albert Lozano y Raúl Ortega. Fotos de Teching

“Qué cuando llegue abril nos volveremos a ver...” Pues no del todo. Los hay a quienes nos gusta madrugar y adelantamos el comienzo de la temporada de festivales lo más que podemos, somos así. Y para ello hemos encontrado un excelente compañero de fatigas. Cuando acaba febrero y empieza marzo hay que mirar para Ayora (Valencia), que desde hace ya 8 años viene celebrando el Gazpatxo Rock, fijando así el comienzo de la temporada de festivales que bien puede llegar hasta entrado el mes de noviembre.

El Gazpatxo es de esos festis a los que da gusto ir, repetir y en la medida de lo posible colaborar. En los que sabes que lo que hay detrás son currantes, una asociación de jóvenes que se deja la piel para poner su localidad en el mapa musical estatal y que se la juega año sí año también por este extraño amante que se hace llamar Rock and Roll.

Desakato

Y para demostrar que lo que mueve a la organización no es otra cosa que el gusto por la buena música, abrían el festival uno de los mejores grupos que hay hoy en día: Desakato. Uno de los mejores, pero que todavía están luchando por darse a conocer tan lejos de su casa, escasas 200 personas esperaban el inicio de su concierto. Rompen el silencio con “L’Espantayu” y después “Contra la pared”, para cuando llego el turno de “R.I.P” la banda ya era el ciclón al que nos tienen acostumbrados. Especialmente cuando acompañan las canciones con el toque especial que les da la gaita; como en “N’Alcordanza”, cantada con la ayuda del público. Con “Octubres rotos” tuve la sensación de estar ante el primer himno de la noche. Ya sabéis, esas canciones que poco a poco van trascendiendo al propio grupo. Otro gran momento del concierto fue “Cada vez”, con intro a cargo del público, en su mayoría voces femeninas, banda desbocada y Pepo comiéndose todo el escenario con sus saltos. Tras el típico amago de despedida con “África” llegó el turno de su ya clásico círculo de gente dando vueltas y posterior pogo y, como no, de “Cuando salga el sol”. Para cuando terminaron el concierto unas 500 personas estaban viendo la actuación de los asturianos. Señal clara de que estaban haciendo las cosas bien. A nada que sigan haciendo así las cosas y tengan un poco de suerte Desakato esta llamado a ser la siguiente gran banda de rock duro de este país.

Gritando en Silencio

Gritando en Silencio, una de las grandes promesas de nuestro rock, en el Gazpatxo dieron la sensación de estar estancados. Cualquiera que les haya visto en los últimos años puede predecir gran parte del setlist que tocaron, ya que no presentaron ninguna novedad. “Somos animales”, “La suerte no este de mi lado”, “¿Dónde te has quedado?”, “Actitud” y el resto del setlist habitual del grupo a excepción de “A la luz de una sonrisa” que se quedó fuera. Venían de 6 meses sin tocar, tiempo en el que han estado preparando el nuevo disco y seguramente el motivo principal de este concierto tan flojo. Se les notó poco sueltos, prácticamente inmóviles delante de los pies de micro. Tampoco estuvieron especialmente acertados en el apartado comunicativo, para decir cosas como: "Dedicado a una peña que... no me acuerdo de su nombre" quizá es mejor no decir nada. Y soltar un "Hemos ensayado aposta para este festival" me parece que bordea la falta de respeto para una gente que ha pagado por ver, entre otros, a tu grupo. En el apartado positivo “Prestame tus alas”, parece que si logró conectar algo más con el público, y que pese a que claramente no fue su día, no dejan de tener unos grandes temas.

Segismundo Toxicómano

Ya de noche, pero todavía lejos de las horas nobles en las que suelen hacer aparición, llegaba el turno de Segismundo Toxicómano. Una vez más, y que yo haya visto van unas cuantas, los vitorianos se ganaron a pulso el jornal y demostraron de nuevo por qué son uno de los grupos más demandados y que más conciertos dan por toda la geografía nacional. Pura dinamita encima del escenario. Con sus ritmos pegadizos y más simples que el mecanismo de un botijo hicieron moverse a todo el polideportivo de Ayora, que despertaba así de la siesta de Gritando en Silencio. No vamos a detenernos tampoco en enumerar su setlist, pues una de las características de los Segis es no prodigarse en cambios, quien los haya podido ver en los últimos tiempos puede estar tranquilo, no ha cambiado. Y es que no hace falta ser un virtuoso para dejar un gran sabor de boca. Muchas veces vale con hacer muy bien lo que uno sabe y no meterse en jardines, y esto Segismundo Toxicómano lo borda, especialmente cuando tiene el día y este fue caso.

Los Chikos del Maíz

Tras la actuación de los vitorianos confluyeron un cúmulo de circunstancias, por un lado la hora era la propicia para cenar y reponer fuerzas después del palizón de los Segis y que el estilo que practican Los Chikos del Maíz no acaba de dar congeniar en este tipo de festivales. El resultado, una bomba de humo colectiva que tenía a unos cuantos fieles en las primeras filas, unos pocos curiosos en la parte media, y algunos más a otra cosa por detrás. Un panorama ciertamente desalentador. Yo fui durante un rato de esos curiosos de la parte media, pues aun sabiendo que no me iba a gustar lo que iba a ver, tenía curiosidad por ver a Los Chikos. Y sí, le ponen ganas y actitud. Levantan a sus incondicionales, no pueden tener más razón en sus mensajes y éstos no nos pueden dejar indiferentes. Pero chico, esto es un festival de rock, y dentro de sus mil vertientes y matices, el hip-hop no es una de ellas. Y basándonos en la cantidad de público, parece que así pensamos muchísimos de los asistentes al festival. Seguramente hubieran encajado bastante mejor en el cartel englobados en el proyecto de Riot Propaganda que recientemente han creado junto a Habeas Corpus y que está teniendo inmejorables críticas. También hubiera sido mucho más caro, claro está. Aun con todo, visto lo visto, y sin entrar a juzgar la calidad del grupo, sí que habría que replantearse el tipo de gente que acude al festival para ver si un grupo de esta índole encaja o no.

Iratxo

Tras los valencianos venía la segunda representación sevillana, Iratxo. Curioso caso el de este sevillano con nombre artístico vasco y afincado en Madrid. Y es que con esta mezcla prácticamente podemos definir lo que hace, de todo. Multitud de ritmos se fusionan a la vez con una banda que coquetea con el funky, con el ska, con el reggae, y obviamente con el rock. Realmente lo complicado es encontrar el ritmo ausente. Así el concierto de Iratxo fue algo parecido a una montaña rusa para un público que no paró de aumentar conforme iban pasando las canciones, y que tuvo un denominador común. No parar de bailar.

Barricada

Se acercaba el momento cumbre del festival, el grupo más esperado por todo. Una intro tipo gladiator, mucho humo y las figuras de los Barri se juntan con los primeros acordes de “Punto de mira”, con un sonido horrible. Nada demasiado grave, para “Pasión por el ruido” y “Noche de rock & roll” ya se escuchaba mucho mejor. El público pareció despertar con esta canción y se escucharon los primeros gritos, y es que ¿quién puede evitar corear ese estribillo? La misma pregunta vale para también para Písale, con Alfredo por primera vez a las voces. Después llego el turno para “Por la libertad” una canción especialmente bien recibida y enseguida “Contra la pared”, el primer momento del concierto donde eche realmente en falta al Drogas. Mientras van repasando el resto del su setlist “Abrir y cerrar”, “el Muelle”, o la añeja “Callejón sin Salida” el concierto fluye como se puede esperar de ellos, Incluso “Todos mirando” es cantada por el público con tantas ganas que casi da igual quien la cante. El gran “pero”; en algunos momentos se hace imposible no acordarse del ausente, como por ejemplo en “Mañana será igual” donde Alfredo no le sabe dar el mismo toque que el Drogas. “Aguardiente” y “Pídemelo...” se encadenan dando lugar a la parte más fría del concierto. Un momento para coger aire, de cara a la recta fina, donde nos esperan los grandes himnos. “A toda velocidad” nos vuelve a encender la sangre y que decir de “Deja que esto no acabe nunca”... puedo oír mil veces esta canción y me sigue dejando los sentimientos a flor de piel. Para ”Okupa” contaron a los coros con los Segis y Pablo de Desakato. Para cerrar el concierto, “Animal caliente” con Alfredo a la voz principal y todo el pabellón a los coros y, como no, “Blanco y Negro”. A mi no me lo pareció, pero la pausa antes de los bises debió de ser demasiado larga, puesto que parte del público se marchaba ya cuando volvieron para cantar “No hay tregua”, “Esta noche” y “Flechas cardinales” antes de la outro con la grabación de “Ya nos veremos”. Dando por finalizado un concierto algo más corto que el resto de la gira, pero igual de intenso que el resto.

Más de un año después de la salida de “Flechas cardinales” la mayoría de los seguidores de Barricada ya han tenido la ocasión de ver como funcionan en directo en esta nueva época. Para mi siguen siendo el mejor grupo en directo. Así de claro y simple. No son tan grandes como eran con el Drogas, pero nadie puede acercarse a lo que supone un concierto de ellos. Ander está cada vez más integrado y suelto, y el resto... del resto su historia habla por ellos. El único pero que les pongo, que tras un año de gira, ya es hora de variar el repertorio.

Narco

El festival se encaminaba a su final con uno de esos grupos capaces de levantar a un muerto, o en mi caso personal, de curar a un enfermo. Da igual la hora en que les toque actuar, en este caso sobre las 3 de la madrugada, Narco siempre están a tope y encienden al público. Llegaban al Gazpatxo con disco nuevo bajo el brazo, Versiones para no dormir, y en el repertorio incluyeron la mayor parte de temas. Me pareció especialmente remarcable el Cerebros destruidos de Eskorbuto. Como no, también entraron los clásicos del grupo, “Son ellos”, “La hermandad de los muertos”, “tu dios de madera” y una larga lista para completar la enésima exhibición del poderoso directo que tienen.

Termofrigidus

Tras la potente actuación de los sevillanos, era el turno de Termofrigidus. Para quien no los conozca y siendo muy breves, Termofrigidus son una banda de Valencia que realizan un ska-punk muy festivo. Ya habían estado abriendo el festival en pasadas ediciones, y ahora tenían el honor de cerrarlo. Grupo especializado en montar fiesta y cerca de casa. Todo parecía preparado para un final apoteósico, pero de repente algo falló. Al igual que como ocurrió con los Chikos del Maíz, fueron varias pequeñas cosas que juntas se convirtieron en algo grande. Por un lado, estuvo el tema del sonido, que si bien durante el resto del festival rozó la matrícula de honor, con los Termo fue mucho peor que regular. Estaba a un volumen tan sumamente atronador y retumbaba tanto que se hacía muy molesto estar en las primeras filas del concierto. Por otro lado el retraso acumulado en los cambios de Barricada y de Narco hizo que los valencianos salieran casi una hora más tarde de lo previsto inicialmente. Esto provocó a su vez que muchos de los asistentes llegaran con la gasolina justa al último concierto y, como le pasó a un servidor, se perdieran la segunda parte del concierto y con ello la colaboración de Julio, antiguo trompeta de la banda, o la ya tradicional conga de “Esto es un Sinvivir”. Otro factor, quizá también achacable al tema de los retrasos, es que no se les vio fino a los Termo en ningún momento. Les faltaba algo, quizá un poco de coordinación, o de empuje, pero la sensación era de que les faltaban un par de puntitos para comulgar con el cansado público. El resultado final, pues lamentablemente un fin de fiesta bastante deslucido y la verdad es que es una pena, puesto que Termofrigidus seguramente sean de los mejores grupos a la hora de afrontar la tarea de cerrar festivales.

Balance

Se hace muy sencillo hacer balance del octavo Gazpatxo Rock. Es un festival que, a pulso, se ha ganado nuestro admiración y cariño. La asociación de jóvenes que lo monta apuesta por un festival dónde se mira más a la música que al dinero. Los precios de barra y entrada son asequibles, pero donde realmente se ve el esfuerzo invertido es en el cartel. Además de llevar grandes grupos como pueden ser Barricada o Narco, incluyen a bandas que no van a hacer que crezca mucho el número de espectadores, pero que simple y llanamente son muy buenas, como pueda ser Desakato o Termofrigidus. Es un gusto ver como un festival así tiene una gran respuesta por parte del público y como año tras año sigue resistiendo, o incluso creciendo en importancia.

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