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Gritando en Silencio y Carroña en Madrid

Sala Penélope. 20 de marzo de 2015. Texto de Verónica Diez. Fotos de Paloma novo

Días antes se colgaba el cartel de “Sold out” y con ello se declaraba el estado de emergencia. No pocos han sido los mensajes leídos a través de las redes sociales en los que alguien buscaba desesperadamente una entrada para el viernes en la sala Penélope. ¿Cuál es la clave de este éxito de convocatoria? Analicemos.

La capital se preparaba para recibir a los hijos de la madrugada y había pasado demasiado tiempo. Por si no fuera poco, se debieron de alinear todos los astros el día que Gritando en Silencio y Carroña creyeron que era buena idea compartir escenario, unos para presentar sus recientes creaciones.

La fórmula ha funcionado y los motivos son evidentes. Si ya Marcos Molina durante la presentación de sus compañeros tuvo unas palabras para los Carroña, definiéndoles como el grupo revelación, la hora de tralla de los de Carabanchel sólo hizo que darle la razón.

20.30h, intro y Carroña hace aparición. A modo de poema, Dani nos da la bienvenida a “Gaupasa intimista” a las “damas y caballeros” de la sala (si alguno había). Fuerte inicio con “No necesito más”, tema que también aprovecharon para dedicar a esos hijos de puta que mueven los hilos. ¿La sala? Prácticamente llena, gente en el segundo piso, en las escaleras y, lo más importante, la pista dando guerra desde el primer acorde. Carroña son unas bestias de escenario y la empatía con el público un escándalo.

En las tres siguientes, la voz rapera de Carroña se vino arriba y el escenario de la Penélope se quedó pequeño. Su actuación, tanto recital como interpretativa, iba evolucionando en línea ascendente hasta el punto de abandonar el escenario por primera vez y fusionarse con el público para echarse unos pogos. No sería la última vez que esto ocurriera. En estos instantes de despegue sonaban “Las cosas por su nombre”, “NaNaNa” y “Fuerza opresiva”, esta última, particularmente bien acogida por una pista que por momentos parecía querer que el edificio se viniera abajo. Impresionante.

Carroña

Mientras, sobre las tablas, Kata que defiende con maestría la voz melódica de los Carroña, tenía gestos cómplices con sus compañeros, especialmente con Ángel, el jovencísimo solista de las seis cuerdas que ejecuta cada solo de forma impecable. Hubo con quien comenté que me estaba encantando cómo estaba cantando Kata… su respuesta fue “yo estaba pensando lo mismo”.

Si los Carroña estaban crecidos, lo estaban todos. La siguiente fue “Carta de un preso” y en este caso el final apoteósico corrió a cargo de la base en las manos de Kimi y Raúl. Largo inicio, duelo de solos y ovación para “¿Y qué pasó?”. Puede que porque sea de mis favoritas, pero para mi el temazo de la noche.

Llegamos a ese punto de romanticismo, esa canción de amor cuya protagonista es “Juanita la bandolera”, la customizada guitarra de los Carroña, la invitada especial de todos sus espectáculos. Juanita es esa princesa a la que dedican letra y acordes, le cantan, abrazan, miman, besan, miran con ternura… Hay temas que identifican a un grupo y esa primera canción especial que identifique a esta emergente banda debe ser esta por su ritmo, su historia y su puesta en escena.

El tiempo de los Carroña se agota pero “Para ser Carroña hay que morir primero”. Así pues, agotando las fuerzas y cayendo el sudor, había que dar todo lo que se pudiera y un poco más con el tema que lleva su mismo nombre. “Pa’lante” donde se escuchó un “Kimi, para, para, que no saben cómo se hace”. Y el tema paró para desatar un Wall of death. Para acabar de morir, su potente “Hablando desvarío” y una invitación a cerrar el Jimmy Jazz.

Turno para los sevillanos que, uno a uno toman posición en la escena. Como viene siendo “habitual”, intro y arrancamos, pero con matices. “Arrancamos” como era lógico, no fue la intro elegida, sino que como era de suponer tiraron de “La Edad de Mierda” y, como es menester, optaron por tocarla ellos y no soltarla grabada.

Gritando en Silencio

Siguiendo con la lógica, tras esos instantes instrumentales, continuaron con “Ganado” donde ya la voz de Marcos se distinguía vagamente y no por fallo de sonido (de eso hablaremos más tarde) sino por las ganas que tenía el público madrileño de dar guerra. El propio grupo ya decía “Estáis cantando más que nosotros. Muchas gracias”.

El repaso a “La edad de mierda”, que cayó entero en modo aleatorio, continuó con el himno a los colegas “Estaré en el bar” y a las heridas que no cierran con “Alma de blues”, antes de hacer un parón en este para recuperar “¿Dónde te has quedado?”, que recibió la primera gran ovación de la noche.

Muy reivindicativos durante toda la velada y llamada “A las armas”, cada uno a por la suya, sea la que sea, y a no quedarse quieto. Junto con ella y en la misma línea, “Cuentos de desgarro” y “Más allá del horizonte”, sólo interrumpidas estas últimas por “Actitud”.

La segunda gran ovación de la noche se la llevo la presentación de “Cadenas” en la que Marcos decía “Hay una lacra todavía que hay que erradicar. No somos diferentes por tener algo colgado entre las piernas. No hay que dar lugar a la violencia física ni psicológica. Simplemente no se puede permitir”.

Unos llegan y otros se van. Es tiempo para “Rutina en las venas” y Santos, Jorge y Kurty dejan a Marcos solo, apenas iluminado con un foco, para interpretar la parte primera casi casi en formato acústico, volviendo los tres a continuación para seguir con la segunda parte.

Gritando en Silencio

Y antes de que llegase la euforia, dos de los temas más emotivos de Gritando en Silencio, por su significado, el primero para Aldo Jaenes, “Sueños rotos” y el segundo “para todos aquellos que hoy no pueden acompañarnos”, bajo el título de “Con dos copas de más”, donde el público hizo una grandísima réplica con sus coros. Los Gritando no pierden la sonrisa.

“Que como decía Martín Hache, hay que follarse a las mentes”. La euforia, como decía, empezaba por el aclamadísimo “Entre tus piernas”, para seguir con “Mírame desnudo” y “Estúpida belleza”. La velocidad en estos temas, además de incitar a bailar, cantar y dejarse la piel en la pista, dio especial brillo a la guitarra de Miguel Ángel Santos que compartiendo solos con Marcos, ha hecho que ambos deslumbren más sobre el escenario lejos de perder protagonismo cualquiera de ellos. Ambos han ganado en libertad sobre las tablas, se mueven más, se les ve muy a gusto y eso, en sus impecables solos se nota y mucho. Misma forma de complementarse tienen Jorge y Kurty, que no serían pocas las veces que el bajo de los Gritando comparte metros junto a la batería.

Para cerrar el repertorio “ordinario”, otras tres bombas. “Perdedores en la lluvia”, para mi de lo mejorcito del tercer disco de los sevillanos, “A la luz de una sonrisa”, tema fetiche de propios y extraños y “Gritando en Silencio” para acabar de ahogar la poca voz que a muchos nos quedaba. Hasta tres veces Marcos pidió que el archiconocido “¿Y ahora qué?” se notase que lo estaban coreando las 800 putas almas que habían reventado la taquilla de la Penélope. Y así fue. Si Madrid algo sabe hacer, es hacer retumbar las paredes.

Breve stop y encore. De bien nacidos es ser agradecidos y para empezar con los bises era necesario empezar por “Va por vosotros”. Decía un rato antes Santos “¿Qué tal se oye ahí abajo? ¿Bien? Hoy todo son alegrías”… Pues no. Un fallo en el inalámbrico de su guitarra le hizo tener que echar a correr, cambiar la guitarra y apoyarse en el monitor para llegar al solo porque ni tiempo le dio a poner la correa. Y aun así, lo partió.

Gritando en Silencio

Y para acabar, y de paso acabar de reventar, las joyas de la corona “Rock’n’roll de Barrabás”, tema que probablemente haya sido el mejor acogido de “La edad de mierda” y “Vértigo”, apertura de “Maldito”. “Madrid es la tierra prometida del rock. Nos tratáis tan bien que cualquier día vamos a venir y no nos vamos a ir”.

En el capítulo de colaboraciones, la única de la noche, pero con doblete, corrió a cargo de Sócrates López, de los Porretas, que acompañó a la guitarra primero a los Carroña en “¿Y qué pasó?” y posteriormente a Gritando en Silencio en “Gritando en Silencio”.

Que esta gira esté siendo un éxito no es casualidad. Al César lo que es del César.

Gritando en Silencio

Carroña

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