Mucho ha cambiado Villarrobledo y el Viña Rock desde aquella primera edición allá por el año 1995. Calificado de rotundo éxito aunque sin agotar las entradas en esta ocasión, cifrando unos 60.000 asistentes por día (dado que la cifra real por algún extraño motivo no parece factible de calcular), más escenarios, 121 bandas (casi la mitad nuevas en el cartel) y presencia de bandas noveles, emergentes y consolidadas, Viña Rock se enfrentaba a una edición especial con motivo de su XX Aniversario.

El aspecto más positivo de este encuentro de 4 días en la localidad albaceteña fue la casi ausencia de incidentes. Digo casi porque, aunque en rueda de prensa oficial se resaltó a los medios de comunicación la buena predisposición y civismo de los asistentes, a las habituales asistencias médicas por intoxicaciones etílicas, magulladuras y golpes de calor, se sumaron, tal y como conocí días después, en la madrugada del ya domingo, una veintena de intoxicaciones alimentarias sin más repercusión, afortunadamente, que la pirotecnia digestiva derivada de ello. Como esto realmente poco tiene que ver con la organización, prosigo.

Respecto al 2014 y a petición de la prensa, ejerciendo como voz del público, se han producido mejoras considerables en los accesos haciendo más rápidas las vías de entrada y salida del recinto y los cambios entre escenarios. Aun así, los 5 minutos programados entre el final de un concierto y el inicio del siguiente son insuficientes cuando no se realizan entre el Zhem, el Negrita o el Poliakov.

El resto de las peticiones, que se centraban en los aspectos higiénicos, se han resuelto con la instalación de nuevos sanitarios, más duchas con accesos mejorados y sobre todo reforzando los servicios de limpieza en todo el recinto. A destacar también la organización en el parking y camping, aunque el tránsito en la entrada y salida del pueblo y por dentro de este, todavía es lento y susceptible de mejorar.

En el capítulo “medios de comunicación” y por ser la parte que nos toca, hemos de comentar que la organización con lo que a nosotros refiere tiene una nota muy positiva, pero siempre hay peros. En los días previos al festival se nos remitió un documento Excel que indicaba las restricciones de acceso al foso para los fotógrafos. Pues bien, en algunos casos estas fueron modificadas en los instantes previos a los comienzos de algunos artistas sin aviso alguno, afectando por tanto al organigrama de algunos compañeros que se encontraron importantes limitaciones o quedarse sin acceso en algún caso. Entiéndase que hay conciertos simultáneos pero todavía no hemos conseguido ninguno estar en varios sitios a la vez. Aquí un nuevo punto positivo al responsable de prensa que comprendió lo que estas modificaciones suponían a la labor de los compañeros fotógrafos y facilitó todo lo posible su trabajo. Es justo darle un agradecimiento especial.

Hecho este repaso a los aspectos organizativos, vamos a la parte musical que es lo que realmente interesa.

El festival daba comienzo el miércoles desde bien temprano con la fiesta de presentación con motivo del XX Aniversario. Los 15.000 asistentes cifrados por la organización venían con ganas de “Juerga, mambo y jaleo” que dirían los Narco, pues el llenazo que encontramos en nuestra llegada, recién empezado Manu Chao, se mantuvo con La Pegatina y hasta acabada la actuación de Trashtucada hacia las 3.30 de la mañana. La llegada el miércoles fue muy escalonada por ser laborable ese día y el día siguiente pero incluso con ello ya se registraron largas esperas en el cambio de entradas por pulseras según transmitieron compañeros de prensa a la organización.

Y si la tónica generalizada era de llenazo, así se iba a mantener en lo sucesivo. Los viñarockeros apostaron por arropar a los grupos de primeras horas de la tarde y a reventar estaba el recinto con Envidia Kotxina el jueves, Desakato el viernes e Iratxo el sábado. El calor a esas horas era asfixiante pero parecía no importar, siendo continuo el vaivén entre la pista y las barras, que daban un poco de tregua a la tremenda solana.

Aprovechando que de llenos estamos hablando, los grandes triunfadores en cuanto a congregación de público volvieron a ser Boikot, donde no cabía un alfiler y que apostaron por ofrecer un repertorio aliñado de trompetas, saxo, acordeón, trombón y muchas colaboraciones. Los otros que se alzan con la medalla son La Raíz, donde incluso fue necesario desalojar el foso antes de lo previsto para evacuar por allí a aquellos que estaban sufriendo mareos derivados de la aglomeración de gente, el calor o los golpes. A reventar estaba también el escenario Canna durante Los Chikos del Maíz, que se podría haber convertido en una auténtica ratonera de haber pasado algo al tener los accesos más complicados y es que salir de allí, nos llevó un rato entre tanto gentío. Ahora, si de justicia se trata, debo detenerme un poco en la actuación de Zoo, en un Delicious Seeds que se les quedó realmente pequeño. Faltaban 20 minutos para el comienzo de los valencianos y el grueso del público se estaba aglomerando en El Drogas. Si ya el recinto recogía una buena presencia de gente que se atrincheraba contra la valla para coger sitio, la cosa se complicaba por segundos con aquellos que acudían en avalancha y corriendo para no perderse “Tempestes vénen del sud”. Tremendos los de Gandía y la entrega del público.

Los grandes no defraudaron aunque alguno dudara. Así Rosendo, Reincidentes, Gatillazo… pusieron en jaque al Viña Rock, pero es que tenía que ser así y solo había que ver unos minutos de estos para saber hay cosas que nunca cambian. Hay a quien siempre se quiere ver y es por algo.

De lo malo (para mi persona, se entiende), es que los compromisos de prensa me hicieran perderme buena parte de los conciertos de Iratxo, Canteca de Macao y Habeas Corpus, de los que disfruté lo que pude pero, fiándome de los comentarios de quienes sí estaban allí, me perdí auténticos conciertazos.

Mención especial para el combo Sôber + Savia + Skizoo, que en su gira de XX aniversario (casualidades de la vida), anunciaban la noche antes que habían conseguido pasar de 55 minutos a 90, con el consiguiente agradecimiento de los que les acompañaron.

Varios fueron los que aprovecharon el momento para presentar sus nuevos trabajos y hubo quien arriesgó más y quién arriesgó menos. Mientras que Hamlet, por los que tengo especial debilidad y que ofrecieron uno de los mejores conciertos del Viña Rock, apostaron por un repertorio más basado en los grandes éxitos de la banda y con un par de pinceladas de “La Ira” que a los seguidores supieron a poco; otros como Mala Reputación eligieron abrir con “Fuego” de su “Eternas promesas” y añadir algunos temas más nuevos que fueron muy bien acogidos por el público. Parece que las tendencias están cambiando y, por lo menos en algunos casos, los festivales ya no piden lo de siempre y reconocen las cosas más actuales de los grupos que apoyan. Así, los más arriesgados probablemente fueran los sevillanos de Gritando en Silencio, que apostaron por un repertorio muy basado en la gira de “La edad de mierda”, incluidos sus compañeros de Carroña, que no se pierden una y que retumbó en las gargantas de los que llenaron el Delicious Seeds aun coincidiendo con La Raíz.

Y en contraposición a los que venían a traer cosas nuevas, estaban los que decidían bajar el telón y hacer pasar por el Viña Rock su gira de despedida. Entre ellos la Gossa Sorda, el Puchero del Hortelano y los míticos ourensanos, Los Suaves. En estos conciertos alguna lagrimilla cayó a alguno pensando que el fin se acercaba. Por partes. La Gossa y El Puchero, siendo sinónimo de fiesta, hacían la despedida más llevadera a aquellos que disfrutaron de sus ritmos que les invitaban al baile. Ya lo decía aquel “y es que las penas con rumba, son menos penas, morena”. El caso de Los Suaves es harina de otro costal. Durante la rueda de prensa que ofrecieron a las 16.30 dejaron claro que la despedida duraría lo que fuera necesario y que nadie se quedaría ser ver a Los Suaves, pero cuando algo marca, las cicatrices duelen y diría que aquí quedan muchas lágrimas por derramar. Los fieles de los gallegos no están llevando bien la despedida y alguno lloró como si le hubiesen apaleado en un encuentro de Wrestling (alguno incluso tenía aspecto de luchador de tal). No obstante, lágrimas derramadas y estando bien orgullosos de ello luciendo el gato en el pecho.

Para cerrar, conciertazo de los Narco, ya liberada de libreta, grabadora y demás parafernalia. El broche corrió a cargo de los Chichos, que animaron el cierre de la edición con sus míticos temas, bailes y sobre todo sus comentarios y fotos desde el escenario para poner en Facebook.

Respecto al sonido, bien y muy limpio, pero en la opinión generalizada, es que estaba muy bajo. Los horarios, salvo muy contadas excepciones, cumplidos con puntualidad británica.

El resto, para gustos los colores. Igual por mis influencias y preferencias, me quedaba sin duda con los conciertos del Poliakov. Quedarme con un solo concierto y decir cuál fue el mejor, imposible. Mis sobresalientes para Mala Reputación, Boikot, Kaotiko, Desakato, Hamlet, O’Funk’Illo, Gritando en Silencio y Narco.

Por mi parte, agradecer el buen trato recibido en el Viña Rock. He disfrutado mucho de la experiencia de poder escribir estas líneas y vivir un festival tan grande desde detrás de la barrera. Por mi parte (y aunque a mí no me afectase de forma directa), solo pedir a la organización que, aunque entiendo que es difícil, se busque una posible solución para poder introducir crema solar dentro del recinto ya que muchos han sufrido dolorosamente esta ausencia.

Boikot

Desakato

El Drogas

El Puchero del Hortelano

Envidia Kotxina

EUKZ

Gatillazo

Gérmenes

Gigatron

Habeas Corpus

Hamlet

Iratxo

Kaotiko

Kiko Veneno

La Raíz

Los Chikos del Maiz

Los de Marras

Los Suaves

Narco

Rosendo

Segismundo Toxicómano

Siniestro Total

Trashtucada

Zoo

Puedes ver más fotos de Patricia González de este Viña Rock en su página web: www.patrygonzalez.com